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lunes, 7 de abril de 2014
Continuidad histórica de la represión
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CON LAS RIENDAS TENSAS
C
Continuidad histórica de la represión
07 DE ABRIL DEL 2014
Hamlet Hermann
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HAMLET HERMANN
Ingeniero
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Sobre mí
Autor de numerosos libros sobre los procesos políticos dominicanos. Fue miembro del movimiento guerrillero de Caracoles, liderado por Caamaño. Biógrafo de Caamaño. Fue el director y creador de lo Autoridad Metropolitana del Transporte. Premio Nacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña en 2008, con el libro "Transición made in USA". En la actualidad se dedica a la consultoría técnica. Premio Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes de 2009 con el libro El Fiero; Eberto Lalane José.
Cuando alguien descubrió que controlar medios de comunicación garantizaba impunidad, la verdad perdió importancia para ser publicada.
A los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional dominicanas les convendría que se airearan todos los abusos y crímenes cometidos desde esas organizaciones. Oponerse a que esos vejámenes se investiguen sugiere culpabilidad individual e institucional. No todos los militares y policías son culpables de cometer crímenes y abusos contra la población y contra sus propios compañeros de armas. Ahí dentro hay gente honesta y democrática, aunque sean los menos. Por el contrario, no puede liberarse de responsabilidad a las instituciones militares y policiales, organismos del Estado que nunca han defendido la soberanía nacional, ni aportado algo a favor de la verdadera democracia. Éstas han sido instrumentos políticos y represivos del poder extranjero, de las tiranías y de la politiquería corrupta.
Revisando el desarrollo histórico de las instituciones represivas dominicanas descubriremos que siempre han seguido el patrón para el cual fueron creadas. Fundamentalmente, fueron cuerpos armados integrados por dominicanos que se comportarían como ejércitos de ocupación,asumiendo el rol de defensor de los intereses del poder extranjero.Al cuerpo de infantería de marina de Estados Unidos le tocó formar la Guardia Nacional Dominicana, a imagen y semejanza de quienes habían secuestrado la soberanía nacional, bandera e himno incluidos. La herencia que dejaron fue Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien oprimió la nación durante 31 años hasta que fue considerado un lastre inconveniente por sus propios creadores. Esas Fuerzas Armadas y Policía Nacional combinaron mentes y fuerzas para asesinar a miles de dominicanos y haitianos, y así satisfacer las ambiciones del tirano. Pero hubo militares que sí creían en la verdadera democracia y se rebelaron contra Trujillo.
Luego del ajusticiamiento del tirano, esos cuerpos castrenses entraron en relativo receso. En 1962 y parte de 1963, simularon democratizarse porque eso era lo que les exigía el momento histórico. No obstante, no podían irse en blanco.Asesinaron a los ajusticiadores de Trujillo yla matanza de Palma Sola mantendría la tradición de genocidio histórico que les arropaba.
Aquellas Fuerzas Armadas ejecutaron el golpe de Estado de 1963 y asumieron el asesinato de los jóvenes insurrectos del Movimiento 14 de Junio. Otro genocidio. Despreciaban una juventud que sólo pedía las libertades que soñaban pero nunca habían conocido.Pero de tanta inmundicia saldría la fragante flor del pantano. El teniente coronel Fernández Domínguez con sus ideas preparó el terreno para que la lucha del pueblo dominicano pariera un coronel Francis Caamaño que supo ponerle freno al imperio que pisoteaba el territorio nacional por tercera vez en el siglo veinte.
Desempeñando de nuevo el rol de tropa de ocupación bajo un gobierno “made in USA” encabezado por Joaquín Balaguer, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional asesinaron y torturaron impunemente teniendo como como coartada la Doctrina de Seguridad Nacional que justificaba la guerra fría. Sin dudas, hubo durante esos 12 años balagueristas, más dominicanos muertos que durante los 31 años de la tiranía de Trujillo. Sus víctimas fueron, mayormente, jóvenes de clase media, estudiantes y profesionales, como si la patria sólo necesitara sicarios.
La social democracia llegó a puerto por un reclamo popular intenso que coincidió con un cambio de la dirección de los vientos en Washington. Pero la proclamada y nonata democracia no fue óbice para que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional respondieran con rayos de muerte los reclamos de los jodidos de la tierra contra la aplicación de las exigencias del Fondo Monetario Internacional. La dignidad castrense brilló por su ausencia y nunca se supo cuántos dominicanos fueron abatidos por las balas oficiales aquel 24 de abril de 1984.
Todavía en el siglo 21 predomina una doctrina de seguridad made in USA, continuación de la filosofía del tirano Trujillo, prolongada por Balaguer. La impunidad sigue estando garantizada para todo aquel militar o policía que abusa y mata.Hoy,como objetivos del aniquilamiento social, las armas gubernamentales han escogido a los más pobres de la tierra. Los “intercambios de disparos” se han convertido en mensajeros dela muerte que el ministerio público y la judicatura no se atreven a castigar cuando un ciudadano vivo se convierte, súbitamente, en un delincuente muerto.
A los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional dominicanas les convendría que se airearan todos los abusos y crímenes cometidos desde esas organizaciones. Oponerse a que esto se investigue sugiere culpabilidad individual e institucional, garantizando la continuación del genocidio.
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