Ex guerrillero, nuevo Presidente de Uruguay
José Mujica, "el Pepe", se dispone a depositar su voto en el marco de las elecciones presidenciales de hoy.
Según los primeros sondeos a pie de urna, el candidato izquierdista José Mujica, ex guerrillero tupamaro, ganó las elecciones de Uruguay con entre el 50,1 y el 51,5 por ciento de los votos, tras derrotar al conservador Luis Alberto Lacalle, que alcanzó entre el 44,4 y el 46,2 por ciento de los sufragios.
Había ganado la primera vuelta con el 48 por ciento de la votación, el pasado 25 de octubre.
La persona que ocupará la presidencia de Uruguay es un hombre interesado por muchas cosas. Dueño de una curiosidad insaciable. Lector que ha ido acumulando variados conocimientos. Declara sentir mayor pasión por Nueva Zelanda que por Cuba o por Venezuela.
José Mujica, “el Pepe” como le llaman muchos uruguayos, generalmente, los más pobres, camina un poco encorvado, bajo el peso de sus 74 años. Vive en una granja pequeña, a las afueras de Montevideo. Allí realiza labores agrícolas, a bordo de un tractor. Su abundante cabellera ya es de color gris. Luce algo desaliñado, siempre ha sido enemigo de la corbata. Al verlo es más fácil imaginar que se trata de un campesino que del hombre que ocupará la presidencia del Uruguay. Solo cuando tuvo la certeza de que ocuparía la Presidencia, aceptó comprarse cinco trajes oscuros, los cuales presentó a la prensa, muerto de risa. "Parece que no tengo pinta de presidente. Tengo la que la naturaleza quiso".
Aparenta ser cascarrabias. Estuvo en la dirección de “Los Tupamaros” y con armas en la mano luchó contra el ejército, planeó ataques y realizó secuestros. De esa época, dicen que es una bala que aún conserva en su espalda.
Desde hace varias décadas comparte su vida con Lucía Topolansky, Senadora de 66 años, perteneciente a una familia de la alta sociedad uruguaya, que abandonó familia y estudios para enrolarse, junto con su hermana gemela, a los Tupamaros. Lucía tiene su propia carrera política y fama de ser más dura que su pareja.
José Mujica tiene una peculiar forma de hablar, caracterizada por respuestas ágiles y fulminantes.
Su llegada a la política no fue accidental. Desde la adolescencia estuvo metida en ella. Militante y guerrillero, fue torturado y pasó 15 años en la cárcel, 11 de ellos en condiciones infrahumanas. Salió de aquella terrible experiencia rapado, flaco y con su sentido de humor intacto. Se convirtió en un senador experimentado, un ex ministro capaz de discutir de acuerdos comerciales y en un político que asegura creer en la negociación como la mejor herramienta de trabajo.
Procede de la izquierda más radical y algunos dudan de sus convicciones democráticas y de las del pequeño grupo de tupas que le rodea, dentro del Frente Amplio. Él niega que exista ninguna agenda oculta y se considera continuador de la línea moderada de su predecesor, Tabaré Vázquez.
En realidad, Mujica se ha declarado siempre admirador del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de lo que ha sido capaz de llevar a cabo. "Todos los que fuimos jóvenes hace 30 o 40 años vivimos aquella discusión: reformismos, revolución... Resulta que las revoluciones en general se fueron al carajo, no quedó ni ceniza", comenta en el libro Coloquios, publicado este año en Montevideo.
"Con la reforma no construyeron ningún país excepcional. Ahora, en general, se come mejor y se duerme mejor donde se hicieron reformas. Para los que abrazamos el credo revolucionario, no es muy placentero decir esto, pero es la discusión que tenemos con Lula. Lula dice sí, sí, pero hay 50 millones de tipos que viven mucho mejor. ¿Es eso una revolución? Sí, en los hechos, sí. Para el que no comía, seguro que es una revolución", explica Mujica.
Miles de simpatizantes del Frente Amplio se reunieron en la sede del partido, donde el actual presidente, Tabaré Vázquez, también llegó, cumpliendo lo que anunciara antes de la votación, en el sentido que en cuanto se conociera la identidad de su sucesor iría a felicitarlo.
En su primer discurso José Mujica aseguró que "no hay vencedores ni vencidos" en el proceso electoral, ya que "la contienda los precisa a todos" y "el poder está en el corazón del pueblo". Además, agradeció a los electores, a su antecesor, Tabaré Vázquez, y a su principal rival en los comicios, el candidato del Partido Colorado, Luis Alberto Lacalle.
"Ay de aquellos que se creen que el poder está arriba y no se dan cuenta que el poder está en el corazón de las grandes masas", dijo Mujica desde el balcón del hotel NH Colombia de Montevideo. "Sabés una cosa pueblo, este es el mundo del revés. En el estrado tendrías que estar vos y nosotros aplaudiéndote".
"Hemos ganado por la obra de este gobierno, por la continuidad de este gobierno", señaló en referencia a Vázquez, con quien se fundió en un cálido abrazo frente a los seguidores de su partido, un gesto transmitido por los medios locales.
"Mi reconocimiento a Lacalle, a (el candidato a la vicepresidencia del Partido Colorado, Jorge) Larrañaga, y si en algún momento mi temperamento de combatiente me hizo llevar la lengua más allá pido disculpas", agregó.
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