Vive en Blanquizalete, Manzanillo, Cuba, y su mayor orgullo es relatar a nietos y amigos la experiencia que representó haber salido desde su país en compañía de 29 compañeros a fortalecer a los expedicionarios de Constanza, Maimón y Estero Hondo. Pero una embarcación haitiana los descubrió y los apresaron. Sobrevivieron tres y él para contar la historia.
Sin embargo, en República Dominicana ni en La Habana se conoce o consigna este episodio aunque el decidido soldado ha conservado por años los recortes de periódicos que reseñaron su hazaña. Él aparece en más de uno cuando todavía era un joven de frondosa cabellera por la que lo tomaron y arrastraron las fuerzas represivas de Duvalier.
Su nombre es Antonio Pou Seca y le apodan “Toñito”. Más de una vez ha narrado su versión al reconocido patólogo y catedrático universitario Laureado Ortega Mármol, presidente de la Sociedad Dominicana de Patología que ha hecho especialidades en Francia y Londres, ejerció en España y Miami, es profesor jubilado de la UASD y ahora trabaja en un reconocido centro de salud privado.
Es un enamorado de Cuba, a donde viaja con frecuencia, y en una visita al eminente cardiólogo-pediatra “doctor Calafel”, reconocido por el Gobierno de aquel país, éste le preguntó: “¿Te interesaría conocer a alguien que iba a reforzar a los combatientes del 14 de Junio?”
-Eso es mentira-, reaccionó Ortega, y el colega replicó: “Él no combatió, lo enviaron como refuerzo pero los interceptaron”.
Le conoció y a su regreso a Santo Domingo refirió lo escuchado a Anselmo Brache, autor del libro más completo sobre la patriótica incursión y éste le comentó que “algo de eso había oído mencionar a Delio Gómez Ochoa”.
La revelación
Ortega Mármol aprovechó un reciente viaje a Cuba de su esposa, Adis María Fleyte, quien entrevistó nuevamente al soldado y pudo retratarlo. Se aprecia aún fuerte y lúcido y no abriga deseos de reconocimiento. Su único interés es informar esta acción desconocida.
Pou Seca cuenta que salieron el nueve de agosto desde “Puerto Padre” con la misión de auxiliar a expedicionarios que enfermaron durante la travesía. El capitán del barco llamado “La Conchita”, tenía por nombre Mario, añade y el grupo era comandado por un mexicano. Toñito conoce y repite pormenores de la expedición a la que no pudo llegar. Cita a los comandantes Jiménez Moya y Delio Gómez y describe sus rutas, arribo, destino.
“Nosotros no fuimos enviados para ir a Haití, nuestra misión era reforzar a los guerrilleros pero vinieron aviones de la fuerza aérea y el mexicano dijo: estamos en aguas internacionales. Ya estábamos cerca para desembarcar pero ante este inconveniente tuvimos que seguir rumbo a Haití”, cuenta Toñito.
Agrega que les pasaron cerca unos haitianos en barco y estos, al verlos con ametralladoras y uniformes verde olvido se lanzaron al mar “y nosotros tomamos su embarcación y entramos a Haití. Duramos cuatro días hasta que nos enfrentaron y atraparon, uno cayó al mar, quedaron 29 y de esos murieron 25 en combate con los haitianos. Los que quedamos buscábamos la frontera con Santo Domingo”, manifestó. Los otros que aún viven son Orlando Escalante, Rafael Santiago Torres y Manuel Rodríguez.
Pero los capturaron
El doctor Laureado Ortega comenta que las crónicas cubanas que conserva el sobreviviente no se refieren a soldados, expedicionarios o revolucionarios ni menciona la empresa de Constanza, Maimón y Estero Hondo porque en ese momento era imposible debido a la permanencia “de la famosa frase de Ernesto Che Guevara de que se producirían muchos Vietnam y siempre se acusaba a Cuba”.
Se pregunta al distinguido patólogo si el destino de estos viajeros no sería ciertamente Haití, donde también regía un dictador al que probablemente fueron a combatir y responde que Toñito sostiene que no, aunque en sus viejas reseñas no hay alusión alguna a República Dominicana ni a lo ocurrido desde el 14 de junio hasta agosto de 1959.
“Yo no sabía esto, mi deseo es que se sepa la verdad”, enfatiza el médico, conocido también en San Pedro de Macorís por sus trabajos de radioterapia en los hospitales “Oncológico de la UCE” y “Antonio Musa” donde impartió anatomía patológica. Fue jefe de ese servicio en Extremadura, España.
Cómo sobrevivieron Toñito y sus compañeros, dos de los cuales aún viven en La Habana, y otros detalles de su actuación y vida presente se ofrecerán en una próxima entrega.
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