Civiles y militares actuaron
en componenda para poner fin al primer intento democrático del país después de
la muerte de Trujillo
24
Septiembre 2011, 10:03 PM
La verdad Sobre el 25 de
septiembre de 1963
Golpe contra Bosch
Este 25 de septiembre se cumplen 48 años del golpe de Estado contra el
Gobierno del profesor Juan Bosch, surgido en las primeras elecciones libres y
democráticas efectuadas en el país después de 30 años de dictadura.
Desde antes de tomar posesión el 27 de febrero de 1963, contra el Gobierno, sustentado en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) comenzaron las huelgas auspiciadas por grupos opositores que insistentemente acusaban a Bosch de profesar ideas contrarias a nuestra idiosincrasia y costumbres.
Tratando de desvirtuar estos criterios, 15 días después de estar en la Presidencia, el 13 de marzo, Bosch participa en un acto de entrega de diplomas a efectivos del Ejército y aprovecha parar declarar: “En América, por ahora, no hay alternativas. Ahora no hay lugar para dictaduras personalistas como la que nosotros sufrimos.
El dilema es uno solo y bien claro: o democracia o comunismo, y comunismo significa muerte, guerra, destrucción y pérdida de todos nuestros bienes”.
Más adelante, el 19 de marzo, Bosch declara las huelgas ilegales y las califica de “malcrianza”; prohibió las manifestaciones del 14 de Junio, los viajes a Cuba, las concentraciones populares y las protestas públicas, como manera de preservar la gobernabilidad.
Ante los constantes movimientos conspirativos que se venían sucediendo el Presidente realiza dos visitas a la base aérea de San Isidro.
En la segunda visita militares anticomunistas, a través del mayor Rolando Haché, manifestaron a Bosch su preocupación “por las actividades de cierto sector político”, temiendo (los militares) que los comunistas tomaran el poder y ellos corrieran la suerte de sus homólogos cubanos, en los años 1959-60, cuando fueron fusilados por el comandante Raúl Castro, hoy Presidente de Cuba.
En el encuentro en San Isidro, detrás de Haché estaba el general Atila Luna Paulino, y un grupo de coroneles encabezados por Elias Wessin y Wesssin y Pedro Bartolomé Benoit, presentándole al Presidente constitucional “un pliego de condiciones” de los militares, quienes al mismo tiempo condicionaron su apoyo al Gobierno sobre la base de que reprimiera a los “comunistas”
Frente a esta atrevida exigencia, Bosch respondió amenazando con renunciar a su alta investidura, pero luego los militares le pidieron formales excusas y al gobernante que no renunciara.
El mandatario entendió que desde el estamento militar le estaban trazando una línea política porque le ofrecían un respaldo condicionado. Y de inmediato les advirtió; “Ustedes han dejado de ser en este momento militares apolíticos y se han convertido en políticos. No puede haber democracia con militares políticos, con militares que deliberen”.
Bosch tuvo que enfrentar a los dos meses de estar en el poder una fuerte crisis que amenazó con derrocar al presidente haitiano Francois Duvalier, un impenitente violador de las libertades públicas y los derechos humanos.
El mandatario dispuso que el Ejército dominicano tomara el control de la frontera, pero la operación no se pudo materializar porque los camiones de la institución castrense no tenían gomas ni repuestos. Lo cierto es que los militares dominicanos eran opuestos a una invasión a la vecina nación.
Semanas después el poderoso sector empresarial objetó algunos cambios introducidos en la nueva Constitución y antes de la toma de posesión de Bosch quedó constituido el Consejo Nacional de Hombres de Empresas, hoy CONEP, cuyo objetivo básico era “defender el derecho de propiedad particular.
A finales de marzo salió a la luz pública la tristemente recordada organización “Acción Dominicana Independiente”
Por su parte, el Episcopado declaró que la nueva Constitución “carece de la universalidad necesaria para ser justa, y que la misma ha provocado una notable intranquilidad en el país”. Afirmaron los obispos que “si animados los constituyentes de un alto espíritu de justicia revisaran nuevamente los artículos ambiguos confusos y someten la Constitución a un referéndum popular, esa tranquilidad que vive el país podría desaparecer”.
Hasta el doctor Joaquín Balaguer, desde su exilio en Nueva York, en un discurso grabado transmitido el 18 de septiembre, se une a la trama conspirativa cuando demandó del gobierno “las tres calientes” para el pueblo. En su perorata Balaguer:
“Considera inconcebible que al cabo de siete meses de régimen constitucional, el país ignore qué clase de gobierno tiene: sí un gobierno izquierdizante, cuya labor consiste en ablandar el ánimo público y preparar gradualmente el terreno para el advenimiento de un sistema comunista típico, o sí un gobierno dominado solamente por la noble ambición de realizar la auténtica revolución social que nuestras masas reclaman, para liberarse de la injusticia, del privilegio y de la iniquidad de la explotación económica”
Horas antes del golpe, la oposición, con la Unión Cívica a la cabeza, le pide a Bosch emprender una política anticomunista de represión y control; que ponga cese a los despidos en la administración pública y que solamente aplicara en la nueva Constitución las reformas factibles y viables.
Estas demandas coincidían con propuestas planteadas por el jefe de la Aviación Militar, general Atila Luna y del jefede la Marina de Guerra, contralmirante Julio Rib Santamaría, para que el Gobierno adquiriera aviones ingleses Hawker Hunter a propulsión y una flotilla de lanchas patrulleras.
Bosch alegó que el golpe se debió a la “corrupción existente entre los militares y porque se negó a comprar aviones ingleses a un costo de 5.0 millones de dólares, en cuyo negocio el general Miguel Atila Luna se ganaría US$1.2”.
El Presidente destituido salió deportado a las 2:00 de la tarde, del 29 de septiembre de 1963, con destino a la isla Guadalupe, acompañado de su esposa Carmen Quidiello de Bosch.
Desde antes de tomar posesión el 27 de febrero de 1963, contra el Gobierno, sustentado en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) comenzaron las huelgas auspiciadas por grupos opositores que insistentemente acusaban a Bosch de profesar ideas contrarias a nuestra idiosincrasia y costumbres.
Tratando de desvirtuar estos criterios, 15 días después de estar en la Presidencia, el 13 de marzo, Bosch participa en un acto de entrega de diplomas a efectivos del Ejército y aprovecha parar declarar: “En América, por ahora, no hay alternativas. Ahora no hay lugar para dictaduras personalistas como la que nosotros sufrimos.
El dilema es uno solo y bien claro: o democracia o comunismo, y comunismo significa muerte, guerra, destrucción y pérdida de todos nuestros bienes”.
Más adelante, el 19 de marzo, Bosch declara las huelgas ilegales y las califica de “malcrianza”; prohibió las manifestaciones del 14 de Junio, los viajes a Cuba, las concentraciones populares y las protestas públicas, como manera de preservar la gobernabilidad.
Ante los constantes movimientos conspirativos que se venían sucediendo el Presidente realiza dos visitas a la base aérea de San Isidro.
En la segunda visita militares anticomunistas, a través del mayor Rolando Haché, manifestaron a Bosch su preocupación “por las actividades de cierto sector político”, temiendo (los militares) que los comunistas tomaran el poder y ellos corrieran la suerte de sus homólogos cubanos, en los años 1959-60, cuando fueron fusilados por el comandante Raúl Castro, hoy Presidente de Cuba.
En el encuentro en San Isidro, detrás de Haché estaba el general Atila Luna Paulino, y un grupo de coroneles encabezados por Elias Wessin y Wesssin y Pedro Bartolomé Benoit, presentándole al Presidente constitucional “un pliego de condiciones” de los militares, quienes al mismo tiempo condicionaron su apoyo al Gobierno sobre la base de que reprimiera a los “comunistas”
Frente a esta atrevida exigencia, Bosch respondió amenazando con renunciar a su alta investidura, pero luego los militares le pidieron formales excusas y al gobernante que no renunciara.
El mandatario entendió que desde el estamento militar le estaban trazando una línea política porque le ofrecían un respaldo condicionado. Y de inmediato les advirtió; “Ustedes han dejado de ser en este momento militares apolíticos y se han convertido en políticos. No puede haber democracia con militares políticos, con militares que deliberen”.
Bosch tuvo que enfrentar a los dos meses de estar en el poder una fuerte crisis que amenazó con derrocar al presidente haitiano Francois Duvalier, un impenitente violador de las libertades públicas y los derechos humanos.
El mandatario dispuso que el Ejército dominicano tomara el control de la frontera, pero la operación no se pudo materializar porque los camiones de la institución castrense no tenían gomas ni repuestos. Lo cierto es que los militares dominicanos eran opuestos a una invasión a la vecina nación.
Semanas después el poderoso sector empresarial objetó algunos cambios introducidos en la nueva Constitución y antes de la toma de posesión de Bosch quedó constituido el Consejo Nacional de Hombres de Empresas, hoy CONEP, cuyo objetivo básico era “defender el derecho de propiedad particular.
A finales de marzo salió a la luz pública la tristemente recordada organización “Acción Dominicana Independiente”
Por su parte, el Episcopado declaró que la nueva Constitución “carece de la universalidad necesaria para ser justa, y que la misma ha provocado una notable intranquilidad en el país”. Afirmaron los obispos que “si animados los constituyentes de un alto espíritu de justicia revisaran nuevamente los artículos ambiguos confusos y someten la Constitución a un referéndum popular, esa tranquilidad que vive el país podría desaparecer”.
Hasta el doctor Joaquín Balaguer, desde su exilio en Nueva York, en un discurso grabado transmitido el 18 de septiembre, se une a la trama conspirativa cuando demandó del gobierno “las tres calientes” para el pueblo. En su perorata Balaguer:
“Considera inconcebible que al cabo de siete meses de régimen constitucional, el país ignore qué clase de gobierno tiene: sí un gobierno izquierdizante, cuya labor consiste en ablandar el ánimo público y preparar gradualmente el terreno para el advenimiento de un sistema comunista típico, o sí un gobierno dominado solamente por la noble ambición de realizar la auténtica revolución social que nuestras masas reclaman, para liberarse de la injusticia, del privilegio y de la iniquidad de la explotación económica”
Horas antes del golpe, la oposición, con la Unión Cívica a la cabeza, le pide a Bosch emprender una política anticomunista de represión y control; que ponga cese a los despidos en la administración pública y que solamente aplicara en la nueva Constitución las reformas factibles y viables.
Estas demandas coincidían con propuestas planteadas por el jefe de la Aviación Militar, general Atila Luna y del jefede la Marina de Guerra, contralmirante Julio Rib Santamaría, para que el Gobierno adquiriera aviones ingleses Hawker Hunter a propulsión y una flotilla de lanchas patrulleras.
Bosch alegó que el golpe se debió a la “corrupción existente entre los militares y porque se negó a comprar aviones ingleses a un costo de 5.0 millones de dólares, en cuyo negocio el general Miguel Atila Luna se ganaría US$1.2”.
El Presidente destituido salió deportado a las 2:00 de la tarde, del 29 de septiembre de 1963, con destino a la isla Guadalupe, acompañado de su esposa Carmen Quidiello de Bosch.
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