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sábado, 6 de junio de 2009

Honremos a los héroes de junio de 1959

Honremos a los héroes de junio de 1959

Por Radhamés García González

A cuarenta años de la gesta gloriosa de Constanza, Maimón y Estero Hondo, rendimos tributo de gratitud, admiración y respeto a los héroes y mártires de la Raza Inmortal. Su ejemplo y sus enseñanzas son fuentes de inspiración para las presentes generaciones en la lucha por una nación más próspera, justa, democrática y soberana.

La jornada patriótica de junio de 1959 ocupa un lugar destacado en la memoria histórica de nuestro pueblo. Forma parte de un largo recuento de resistencia y lucha de una nación que ha logrado arrancar con sangre y sacrificios muchas conquistas, pero que una buena parte de ellas siguen pendientes de ser logradas.

Es la continuidad histórica de la lucha de los aborígenes que prefirieron el exterminio antes que arrodillarse a los colonizadores españoles; de los negros y mulatos que se revelaron contra sus amos; de los que levantaron la conciencia nacional y las ansias de libertad con Duarte y los trinitarios a la cabeza; del ejemplo anti-anexionista de Luperón y los Restauradores; de la resistencia a la ocupación militar norteamericana de 1916; de las grandes jornadas de luchas de la década de 1940 encabezada por Mauricio Báez y Justino José del Orbe; de los participantes en la lucha antitrujillista en particular Manolo Tavárez, Minerva Mirabal y demás miembros del Movimiento Clandestino 14 de junio; del ejemplo patriótico y de defensa de la soberanía nacional de Caamaño y todos los héroes de abril de 1965, en fin, por todos los que han luchado por el ideal de justicia y dignidad humana.

Constanza, Maimón y Estero Hondo fue una clarinada de libertad en medio de la opresión Trujillista que desconocía las más elementales libertades y derechos democráticos del pueblo dominicano.

La situación del país a partir de 1958 estaba caracterizada por una crisis del modelo de dominación impuesto por Trujillo desde 1930. El proceso productivo que se inicia ese año se desarrolla en el marco de la crisis mundial del capitalismo y fue hegemonizado por Trujillo, quien concentró en sus manos gran cantidad de capitales en base al uso directo del poder político.

La acumulación originaria se desarrolla a través de la articulación del emporio Trujillista y el estado despótico.

Trujillo creó un Emporio que se apropiaba de la mayor parte del excedente económico. El Estado despótico se convirtió en el principal mecanismo de acumulación.

El interés general del sistema representado por el Estado, se confundía con el interés particular del tirano y sus allegados.

En la crisis del modelo de dominación Trujillista se entrecruzan factores internos y externos. Desde el punto de vista económico este proceso se inició con el deterioro de los términos de intercambios con el exterior, en particular la caída del precio del azúcar.

Esto trajo como consecuencia una reducción global del crecimiento económico, lo cual contrastaba con el relativo dinamismo que mostraba la economía a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Las medidas que tomaba el régimen agravaban la contracción económica y tendía a concentrar el ingreso nacional en sectores minoritarios. Se impusieron restricciones al comercio importador que encarecían los artículos de consumo popular. Se aumentaron las cargas impositivas para adquirir armamentos y Trujillo sacó gran cantidad de dinero del país. Toda esta situación agravó las condiciones de vida de la mayoría de la población.

Esta crisis económica coincide con la caída de la dictadura de Pérez Jiménez en Venezuela y el triunfo de la Revolución Cubana, lo cual creó una nueva coyuntura en la zona del Caribe.

En ese contexto nacional e internacional se organiza la expedición armada de junio de 1959, integrada por dominicanos, cubanos, venezolanos, puertorriqueños y de otros países, un ejemplo de la solidaridad latinoamericana, contado con el apoyo del naciente gobierno revolucionario de Cuba.

La Revolución Cubana ejerció una influencia determinante en los procesos políticos que se desarrollaron en la época. Los exiliados dominicanos, de los cuales algunos habían combatido en Sierra Maestra, como el comandante Enrique Jiménez Moya, vieron en el ascenso al poder de los revolucionarios cubanos, el ejemplo a seguir para derrocar la tiranía Trujillista.

A fines de marzo de 1959 se celebró en La Habana un Congreso en el que participaron los principales lideres del exilio que organizaban la expedición armada. De este evento surgió el Movimiento de Liberación Dominicana –MLD- y su organismo militar fue designado Enrique Jiménez Moya, luchador de mil batallas en Venezuela y Cuba y José Horacio Rodríguez como Sub-Comandante.

El Congreso aprobó un Manifiesto y un Programa Mínimo en torno a los cuales se logró la unidad de distintas corrientes del exilio anti-trujillista.

Era un programa democrático y nacionalista, muy avanzado para la época, en vista de que contenía importantes reformas sociales, económicas y políticas. Entre sus puntos cardinales planteaba:

- Gobierno provincial revolucionario.

- Reforma Agraria que pusiera fin al latifundio.

- Fomento de la industria y de la economía nacional en general.

- Libertades democráticas para el pueblo.

- Amistad con todos los pueblos del mundo y política exterior independiente.

- Defensa de la soberanía nacional.

En el manifiesto que dirigieron al pueblo dominicano, los patriotas de junio de 1959 expresan con mayor claridad su ideario político cuando señalan: “La realización de los fines que nos hemos impuesto entrañará la transformación integral de las condiciones de vida del pueblo. (…) significará destruir las viejas estructuras políticas y sociales que han condicionado la vida dolorosa del pueblo dominicano”.

El 14 de junio de 1959 llegó el primer contingente por Constanza y el 20 de junio llegó el resto, por mar a Estero Hondo y Maimón. Pero la historia es ampliamente conocida, las fuerzas militares del tirano las exterminaron salvajemente. Los expedicionarios fueron diezmados. Solo un pequeño grupo logró sobrevivir. Los que no murieron en pleno combate, cayeron en manos del enemigo y entregaron sus vidas después de sufrir crueles torturas. Un factor clave de esta situación, fue la ausencia de importantes contactos en el frente interno que crearan las condiciones de respaldo a la invasión.

Aunque la gesta de junio de 1959 fracasó desde el punto de vista militar, su impacto en la conciencia política del país fue extraordinario. A pocos meses de finalizar la expedición, se generalizó la oposición a la tiranía y estaban en proceso la constitución de una amplia red clandestina, que el 10 de enero de 1960, decidió adoptar el nombre del Movimiento Clandestino 14 de junio como homenaje de reconocimiento a la fecha en que esas acciones guerrilleras se iniciaron.

Las banderas y el programa de los patriotas de junio de 1959 fueron retomados gallardamente por Manolo Tavárez, Minerva Mirabal y una pléyade de heroicos jóvenes que representaron la continuidad histórica de la gesta gloriosa de Constanza, Maimón y Estero Hondo.

A cuarenta años de esta hazaña patriótica el ejemplo de los héroes de junio de 1959 no ha muerto, pues como señaló Manolo Tavárez el 14 de junio de 1963 “…viven en el corazón de cada uno de los dominicanos; no han muerto porque ellos subieron a las montañas, penetraron a los bosques para tocar la aurora y con las manos llenas de la semilla de la libertad, la regaron, la abonaron con sus carnes torturadas y con su sangre generosa para que fructificara en cada rincón de la patria…”

No han muerto, porque viven en la cotidianidad de todos los hombres y mujeres honestos y progresistas de esta tierra, que han convertido su ejemplo en bandera de lucha en las jornadas de hoy por la moralización y democratización de la vida pública dominicana y por una propuesta de desarrollo integral, sustentable y de progreso incluyente.

GLORIA ETERNA A LOS HEROES

DE LA RAZA INMORTAL

Santiago, Rep. Dom.

14 de Junio de 1999

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