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24 Abril 2010, 6:24
La primera dama de la
Escrito por: ÁNGELA PEÑA
No tuvo los peculiares privilegios de la esposa de un Jefe de Estado. Fue una Primera Dama sin presupuesto en medio de la guerra que en vez de exhibir el esplendor de la última moda o emprender programas sociales debió encerrarse junto a sus hijos en un hogar improvisado donde el grito cotidiano era: “¡Operación suelo!”.
Para María Paula Acevedo Guzmán, esposa de Francisco Alberto Caamaño Deñó, ex Presidente Constitucionalista, líder de la guerra de abril, ser la novia del cadete, la compañera del rebelde aclamado por el pueblo, representó más padecimiento que dicha aunque el amor que se profesaron desde que se conocieron en el restaurante “BByVT” de las hermanas Oliver, en San Pedro de Macorís, superó todas las adversidades y la férrea oposición de los influyentes padres del joven militar.
Manuel Ramón Montes Arache, Julio Alberto Rib Santamaría y Pedro García Caminero los presentaron cuando ambos tenían 17 años pero fue luego de que “Francis” regresara de Estados Unidos donde hacía un curso de Infantería, que los unió la ternura en un encuentro en el “Café Hollywood” con una canción de “Los Panchos” como trasfondo: “Si tú quieres un recuerdo de mí, dímelo pronto / porque me voy y quizá no vuelva más”.
“Chichita”, como la apodan, o “Ángela Soto”, nombre con que viajó a Cuba para reunirse con quien ya había pasado a la historia dirigiendo las fuerzas revolucionarias, era coronel y se entrenaba para entrar a la República encabezando una guerrilla, sufrió, sin embargo, momentos indescriptibles porque los Caamaño-Deñó no querían para su hijo una muchacha de tan pobre condición social. “No era la idónea”. Su mamá se dedicaba a quehaceres domésticos y su abuela era lavandera. Fausto Caamaño, padre del enamorado, era uno de los militares de más poder en el trujillato.
Reenviaron a su vástago a Norteamérica como edecán de Angelita Trujillo y a su retorno trasladaron a María Paula arbitrariamente a Puerto Plata, a casa de un mayor del Ejército. Los padres de la adolescente ignoraban su destino.
La dama, que conserva lúcidos detalles del poderoso amor, fue recogida por el amante oficial que exigió al progenitor revelarle el paradero. “Me fue a buscar bajo un aguacero. Lo recuerdo en el aeropuerto “General Andrews” esperándome con una capa y un paraguas”.
Entonces lo mandaron para Cuántico, New Virginia, y a ella le allanaron la casa acusándola de poseer literatura de los perseguidos Testigos de Jehová. Estuvo presa en el Palacio de Justicia y en La Victoria. Una “preboste” llamada América la cuidó de un fuerte catarro. Fausto ordenó cambiarla cuando el capitán Milito Bautista Ruiz le informó la condición de la sufrida novia.
Aunque soportó con admirable resignación tantas vejaciones, no aceptó viajar a Curazao como planeó el general. “Francis y yo nos cortamos, nos ligamos la sangre y juramos amor eterno, pero mandé a decir a su papá: Que me saque de noche, me pegue un tiro y me aplique la ley de fuga, pero no voy para Curazao”. La deportaron a Venezuela, sin un centavo.
Sobrevivió gracias al embajador Báez Soler que la encontró cuando investigaba una valija diplomática extraviada. “¿Con cuál Trujillo tuviste problemas? No tengo órdenes de recibirte pero soy humano y tengo hijas”, le consoló, ocultándola en su casa.
Estuvo meses incomunicada hasta que Rib Santamaría le envió la dirección de Caamaño y ella le escribió: “Soy como la serpiente, hay que darme en la cabeza para destruirme. Esto es lo último que me han hecho”. Al poco tiempo el joven se fugó de la Academia y fue a verla pero ella estaba en Barquisimeto y a pesar de que tomó un “avioncito Facundo” para encontrarlo, Caamaño debió partir. “Quise morirme en los farallones de Maiquetía”. Él le escribió: “Chíchi, lo sé todo, iré a buscarte y regresaremos juntos”. Ya graduado la recogió y burlando a los padres que esperaban, llegaron en un conchito a la casa de la madre de Paula, en la “Charles Piet”. Luego comunicó al atribulado padre que era mayor de edad, capitán de la Marina de Guerra y que esa era la mujer que quería. “Olvídense de que yo existo”. Contrajeron matrimonio en 1959.
Fausto pidió perdón a la joven esposa, abatido ante la muerte de su hijo Emerson. “¿Por qué me dijeron de ti tantas cosas malas si eres un ángel?”. Todos se reconciliaron.
Suplicio. Fugaz fue la dicha de “Chichita”. Pese a que sus sufrimientos volvieron cuando a Francis lo asignaron a La Victoria porque éste se deprimió al conocer la realidad de la tiranía encontrando allí a tantos amigos, fue al caer la dictadura cuando ya no hubo paz en su alma. “La vida mía dio un vuelco”, dice, que empezó con la persecución a los trujillistas.
Vivió el exilio de sus suegros en Washington y un rosario de traumáticos episodios: Palma Sola, dirección de los Cascos Blancos, rebelión contra Belisario Peguero, conspiración para derrocar el Triunvirato, explosión en el Polvorín, asilo en la embajada argentina, guerra de abril, ametrallamiento al Matum, saqueos, tiroteos en su casa, un desconocido Golpe de Estado contra García Godoy que detuvo el esposo, largos destierros en Londres, España, Cuba, Moscú, frío invierno en un sótano de la embajada dominicana en Roma, viajes peligrosos en tren con tres niños a cuestas, la nefasta muerte en Caracoles.
“Francis no fue ostentoso, manifiesta al contar que vivieron en la “Pedro Livio Cedeño”. Quería paz, armonía, tranquilidad. La vida le dio todo lo contrario”.Vio a su esposo por última vez en enero de 1973. Bajó de la sierra cubana a despedirse de sus hijos pues “ya era hora del encuentro con la Patria”.
La viuda del héroe de abril vive entre República Dominicana y Cuba donde atienden su salud los mismos médicos de Fidel Castro quien le obsequió una residencia en “Miramar”, al lado de donde vivía el padre de Ernesto –Che- Guevara.
En síntesis
María Paula
(Macorís, 30-6-1932), hija del puertorriqueño Fernando Acevedo Bové y de María Arcadia Guzmán López. Estudió hasta primer año de secundaria. En su matrimonio con Francis procrearon cuatro hijos: Alberto, Francis y Paola. Perdió a Freddy Rafael después de nacido porque los sucesos de Palma Sola afectaron su gestación.
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