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lunes, 7 de abril de 2014

Continuidad histórica de la represión

Blog detalle CON LAS RIENDAS TENSAS C Continuidad histórica de la represión 07 DE ABRIL DEL 2014 Hamlet Hermann SABER MÁS ACERCA DEL AUTOR Blog detalle HAMLET HERMANN Ingeniero ---- Sobre mí Autor de numerosos libros sobre los procesos políticos dominicanos. Fue miembro del movimiento guerrillero de Caracoles, liderado por Caamaño. Biógrafo de Caamaño. Fue el director y creador de lo Autoridad Metropolitana del Transporte. Premio Nacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña en 2008, con el libro "Transición made in USA". En la actualidad se dedica a la consultoría técnica. Premio Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes de 2009 con el libro El Fiero; Eberto Lalane José. Cuando alguien descubrió que controlar medios de comunicación garantizaba impunidad, la verdad perdió importancia para ser publicada. A los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional dominicanas les convendría que se airearan todos los abusos y crímenes cometidos desde esas organizaciones. Oponerse a que esos vejámenes se investiguen sugiere culpabilidad individual e institucional. No todos los militares y policías son culpables de cometer crímenes y abusos contra la población y contra sus propios compañeros de armas. Ahí dentro hay gente honesta y democrática, aunque sean los menos. Por el contrario, no puede liberarse de responsabilidad a las instituciones militares y policiales, organismos del Estado que nunca han defendido la soberanía nacional, ni aportado algo a favor de la verdadera democracia. Éstas han sido instrumentos políticos y represivos del poder extranjero, de las tiranías y de la politiquería corrupta. Revisando el desarrollo histórico de las instituciones represivas dominicanas descubriremos que siempre han seguido el patrón para el cual fueron creadas. Fundamentalmente, fueron cuerpos armados integrados por dominicanos que se comportarían como ejércitos de ocupación,asumiendo el rol de defensor de los intereses del poder extranjero.Al cuerpo de infantería de marina de Estados Unidos le tocó formar la Guardia Nacional Dominicana, a imagen y semejanza de quienes habían secuestrado la soberanía nacional, bandera e himno incluidos. La herencia que dejaron fue Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien oprimió la nación durante 31 años hasta que fue considerado un lastre inconveniente por sus propios creadores. Esas Fuerzas Armadas y Policía Nacional combinaron mentes y fuerzas para asesinar a miles de dominicanos y haitianos, y así satisfacer las ambiciones del tirano. Pero hubo militares que sí creían en la verdadera democracia y se rebelaron contra Trujillo. Luego del ajusticiamiento del tirano, esos cuerpos castrenses entraron en relativo receso. En 1962 y parte de 1963, simularon democratizarse porque eso era lo que les exigía el momento histórico. No obstante, no podían irse en blanco.Asesinaron a los ajusticiadores de Trujillo yla matanza de Palma Sola mantendría la tradición de genocidio histórico que les arropaba. Aquellas Fuerzas Armadas ejecutaron el golpe de Estado de 1963 y asumieron el asesinato de los jóvenes insurrectos del Movimiento 14 de Junio. Otro genocidio. Despreciaban una juventud que sólo pedía las libertades que soñaban pero nunca habían conocido.Pero de tanta inmundicia saldría la fragante flor del pantano. El teniente coronel Fernández Domínguez con sus ideas preparó el terreno para que la lucha del pueblo dominicano pariera un coronel Francis Caamaño que supo ponerle freno al imperio que pisoteaba el territorio nacional por tercera vez en el siglo veinte. Desempeñando de nuevo el rol de tropa de ocupación bajo un gobierno “made in USA” encabezado por Joaquín Balaguer, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional asesinaron y torturaron impunemente teniendo como como coartada la Doctrina de Seguridad Nacional que justificaba la guerra fría. Sin dudas, hubo durante esos 12 años balagueristas, más dominicanos muertos que durante los 31 años de la tiranía de Trujillo. Sus víctimas fueron, mayormente, jóvenes de clase media, estudiantes y profesionales, como si la patria sólo necesitara sicarios. La social democracia llegó a puerto por un reclamo popular intenso que coincidió con un cambio de la dirección de los vientos en Washington. Pero la proclamada y nonata democracia no fue óbice para que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional respondieran con rayos de muerte los reclamos de los jodidos de la tierra contra la aplicación de las exigencias del Fondo Monetario Internacional. La dignidad castrense brilló por su ausencia y nunca se supo cuántos dominicanos fueron abatidos por las balas oficiales aquel 24 de abril de 1984. Todavía en el siglo 21 predomina una doctrina de seguridad made in USA, continuación de la filosofía del tirano Trujillo, prolongada por Balaguer. La impunidad sigue estando garantizada para todo aquel militar o policía que abusa y mata.Hoy,como objetivos del aniquilamiento social, las armas gubernamentales han escogido a los más pobres de la tierra. Los “intercambios de disparos” se han convertido en mensajeros dela muerte que el ministerio público y la judicatura no se atreven a castigar cuando un ciudadano vivo se convierte, súbitamente, en un delincuente muerto. A los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional dominicanas les convendría que se airearan todos los abusos y crímenes cometidos desde esas organizaciones. Oponerse a que esto se investigue sugiere culpabilidad individual e institucional, garantizando la continuación del genocidio.

domingo, 6 de abril de 2014

Sabotaje eléctrico para Santiago y Puerto Plata

HTTP://WWW.ACENTO.COM.DO/INDEX.PHP/BLOG/13426/78/SABOTAJE-ELECTRICO-PARA-SANTIAGO-Y-PUERTO-PLATA.HTML OPINIÓN Sabotaje eléctrico para Santiago y Puerto Plata 05 DE ABRIL DEL 2014 Darío Nicodemo
DARÍO NICODEMO Sobre mí Ciudadano de Santiago de los Caballeros En mi artículo "A más de 54 Años de UGRI", publicado el 20 de diciembre del año 2013, en Acento.com.do, comentamos sobre la composición de los miembros que Wenceslao Marcial Guillén Gómez (Wen) había reclutado para Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI), con la finalidad de combatir a Rafael Leónidas Trujillo Molina. Dentro de las actividades revolucionarias programadas por Wen Guillén, para ser puestas en ejecución por UGRI, estaba la de provocar un sabotaje eléctrico o apagón en la ciudad de Santiago de los Caballeros y Puerto Plata. El 16 de diciembre del año 1915, se había iniciado la instalación de la energía eléctrica en Santiago de los Caballeros. En el año 1916 se instaló en Puerto Plata la primera planta con una red transmisora de alta tensión y que además daría energía eléctrica a una parte de la población santiaguera. Por primera vez se había encendido la caldera de la planta eléctrica de Puerto Plata, conocida como “Ina”. Las líneas de interconexión de Santiago, salían desde la planta instalada en Nibaje, pasando por detrás de la Fortaleza San Luis, la calle Mella y siguiendo hacia el norte por la avenida Bartolomé Colón y la Carretera Luperón, hasta completar su recorrido a Puerto Plata. Para la acción revolucionaria Wen escogió a dos personas de su confianza, empleados de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), institución fundada el 16 de enero del 1955, mediante el Decreto No. 555. También fueron involucrados un ebanista y un carpintero residente en la ciudad. En cada fecha 30 de marzo, aniversario de una de las batallas más importantes librada por el pueblo dominicano contra la invasión haitiana del 1822, Rafael Leónidas Trujillo Molina conmemoraba con un extraordinario desfile cívico-militar la gesta histórica de Santiago. Esta conmemoración no era más que un pretexto para el dictador demostrar su poder y su ego a la sociedad, haciendo desfilar por debajo de un arco construido por el Ingeniero Federico Villamil, a todas las personas, instituciones públicas y privadas, así como a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, incluyendo a las religiones establecidas en República Dominicana. La señora Giannella Perdomo escribió un artículo titulado: “Trujillo, el Arco y los desfiles en Santiago” en el que describe aspectos relacionados con la construcción de los arcos.
Wenceslao Guillén, estratega del movimiento de Los Panfleteros de Santiago, tenía planeado el sabotaje eléctrico, empezando en la calle Mella en el tramo comprendido entre la calle Presidente Trujillo, hoy calle Del Sol y la calle Beller. El plan consistía en serruchar los postes de madera del tendido eléctrico que sostenían las líneas eléctricas que alimentaba las redes de Santiago de los Caballeros con Puerto Plata y viceversa. Con el apagón provocado por la falta de electricidad en la calle Mella y en las zonas comprendidas en el trayecto de esas líneas eléctricas, estaban planificados otros sabotajes contra instalaciones públicas y privadas. Uno de los fundadores de movimiento clandestino Los Panfleteros de Santiago, Homero Herrera Velázquez, sería el responsable de una de esas acciones como él mismo lo narra en su libro: "Memorias de un Panfletero”. Para el sabotaje que se pondría en ejecución, Wenceslao Guillén (Wen) utilizaría a Johannes Henrich Streesse Cepeda (El Alemán) y Ramón Mejía (Bizco), ambos empleados de la Corporación Dominicana de Electricidad. Este último (Ramón Mejía) ha sido confundido erróneamente por alguien de apellido Medina. El ebanista Enrique Perelló (Enriquito) y el carpintero Rafael Antonio Ventura (Fellito), tendrían la misión de derribar los postes de luz que sostenían los cables y los transformadores puestos en la calle Mella. Enrique Perelló (Enriquito) y José Rafael Ventura (Fellito) habían sido subcontratistas del Ingeniero Federico Villamil, para la construcción de los arcos de los actos de Trujillo en Santiago.
En una entrevista que realizáramos el 6 de febrero del 2014, al Panfletero José Rafael Colón, este expresó lo siguiente: ”El Alemán y Ramón Mejía, empleados linieros de la CDE, fueron los que provocaron un apagón de unos diez minutos en el Play (Estadio Radhamés, hoy Estadio Cibao), una de las noches en que Simón, Chichí y yo (Antonio Rafael Díaz Hernández, José Armando Díaz Hernández, y José Rafael Colón) tiramos los panfletos contra Trujillo, durante un juego de pelota…”.

Miguel Andres Cabreja, Asesinado Por Conspirar Contra El Trujillato

http://nitadames.blogspot.com/2007/09/miguel-andres-cabreja-capitan-piloto.html Saturday, September 1, 2007 Miguel Andres Cabreja, Asesinado Por Conspirar Contra El Trujillato De la Conspiracion De Los Sargentos. Miguel Andrés Cabreja -Tio Miguelito- era hermano de mi papá. Guardo muy lindos recuerdos de la interacción con él en mi infancia. Era piloto, con el rango de capitán en la Fuerza Aérea Dominicana. Nos llevaba a mi hermanita y a mi en un carro convertible que tenía, a pasear por la ciudad, por el parque zoologico y el malecón...El dolor que a tan corta edad me causó su muerte y las circunstancias en que se produjo me hacen llevarlo siempre vivo en mis recuerdos. Reproduzco estas notas sobre su asesinato con la esperanza de que alguien nos pueda decir dónde fueron a dar sus restos. Inspirado en el ejemplo y martirologio de los héroes (del 14 de Junio), estalla un movimiento reivindicador en la aviación Militar Dominicana, dirigido por estratos militares de la baja oficialidad. Ha sido conocida como la “Revolución de los Sargentos”. En ese sentido vemos los criterios del historiador Cordero Michel, arriba citado, en relación a uno de los hitos importantes del desarrollo del pensamiento democrático castrense en nuestro país. Luego de señalar la influencia que tuvo en aquella conspiración el ideario del 14 y 20 de junio de 1959, nos dice: “Un grupo de sargentos técnicos y asimilados de la AMD, dirigidos por el sargento Sijo Delmonte y Consuegra (famoso lanzador de béisbol) y el Capitán Miguel Cabreja, organizó en la base aérea de San Isidro un plan para mermar el poderío aéreo. Era sencillo: impedir que los aviones pudieran actuar contra una segunda expedición anti-trujillista mediante el sabotaje (debe recordarse que en Cuba se entrenaba un grupo de dominicanos que intentaría realizar otro desembarco para apoyar a los que llegaron en Junio, si acaso quedaban focos guerrilleros, o en caso contrario, continuar la lucha insurreccional. Este hecho era de dominio público y del conocimiento de las Fuerzas Armadas que estaban alertas y a la espera). Los aviones iban a ser saboteados echándoles azúcar y esmeril en el aceite de loa motores y materias extrañas en los depósitos de combustible, para hacer que cayeran a tierra y provocar la casi segura muerte de sus pilotos. El 19 de agosto de 1959, el asimilado técnico Vásquez, perteneciente a uno de los escuadrones de mantenimiento, enterado del plan lo delató a Ramfis Trujillo. Los 56 hombres del escuadrón de mantenimiento y el capitán Cabreja fueron inmediatamente arrestados, llevados a “El 9” , torturados y asesinados en diferentes sitios y momentos; incluyendo los últimos 13 sargentos encarcelados en La Victoria”. (Extraido de Enmancipacion. Socialismo del Siglo XXI. http://www.emancipacion.org/modules.php?name=News&file=article&sid=222). http://www.flickr.com/search/?q=miguel+andres+cabreja

viernes, 4 de abril de 2014

Recuerdos de las cárceles trujillistas.

OPINIÓN La tortura en la epoca Trujillista Recuerdos de las cárceles trujillistas 28 DE MARZO DEL 2014 Giannella Perdomo Pérez VER ACENTO SOCIAL Share on email Share on print 11 Comentarios 5 SABER MÁS ACERCA DEL AUTOR GIANNELLA PERDOMO PÉREZ Escritora ---- Sobre mí Laboré 17 años en la Corporación Dominicana de Electricidad y 8 años en la UASD. Escribo quizás por genética o porque mis excelentes profesores ayudaron a desarrollar esta habilidad. Escribo como un hobbie, además de considerar la importancia en dilucidar temas que puedan beneficiar a la sociedad de nuestro país. No pertenezco a ningún grupo político y creo en Dios. Actualmente disfruto de la tercera edad y el retiro aplicado por mis años de trabajo en instituciones del Estado. Durante años, a partir del apresamiento de mi padre, Eugenio Perdomo Ramírez, acaecido el 25 de enero del año 1960, en la ciudad de Santiago de los Caballeros, hemos conservado historias y legajos que en la actualidad deben divulgarse, a fin de conocer episodios de nuestro reciente pasado histórico. En tal sentido, con relatos de quienes compartieron prisión con él, es preciso emprender un vuelo hacia el pasado y situarnos en aquellas horrendas cárceles y no menos dantescos centros de torturas trujillistas. Cárcel de ¨La Victoria, moría la tarde del domingo 31 de enero o del lunes 1ro. de febrero del 1960; los allí prisioneros, integrantes del develado Movimiento Clandestino 14 de Junio, se disponían a cenar. Un militar interrumpe y reclama la presencia de Eugenio Perdomo Ramírez, quien se levanta y es conducido al área de torturas de la aterradora prisión “La 40”. Leandro Guzmán, testigo presencial de los hechos, entre las páginas 126-132, de su libro “De espigas y de fuegos”, de quien con gran respeto reproduzco, nos acerca a la escena: “Se nos ¨invitaba¨, según dijera Candito Torres, a un "ajusticiamiento revolucionario”. (Candito Torres, segundo jefe del Servicio de Inteligencia Militar-SIM). “En la sala de torturas a donde nos llevaron estaba Eugenio Perdomo sentado en la silla eléctrica, atado de piernas y brazos…. El periodista no quería cumplir la encomienda de accionar un lazo con un pedazo de madera que aprisionaba el cuello del detenido… Le llamábamos ¨tortol¨ y, efectivamente, hacía las veces de un torniquete asfixiante. “Perdomo, aunque atado, se debatía en busca de aire… El periodista apretaba y apretaba más el ¨tortol¨, al conjuro de las exhortaciones perversas de los torturadores…” (Johnny Abbes García, Jefe del SIM y Candito Torres). “Perdomo cayó, al fin, en los estertores de la agonía, hasta que sus pulmones y su corazón se paralizaron. “Me obligaron a recoger el cadáver de Perdomo para llevarlo hasta el baúl de un carro de dos puertas, Chevrolet… Mis fuerzas no alcanzaban para mover el cadáver de Perdomo. Intervino un esbirro llamado Flicho Palma…. Pensé que mi vida concluiría pronto: había sido testigo de una ejecución y eso equivalía, normalmente durante el trujillato, a una sentencia de muerte. “… Abbes García le ordenó a un subalterno que al día siguiente llevaran al Periodista a su oficina en la avenida México, para entregarle una pistola y asignarle una serie de ¨misiones¨ que debería cumplir”. Ante esta propuesta respondió: “que estaba dispuesto a aceptar lo que él ordenara". El periodista en cuestión respondía al nombre de Rigoberto Belliard, amigo de Eugenio, con quien compartía mesa familiar en varias ocasiones. Belliard, acusado por Leandro Guzmán ante los tribunales de Santiago de los Caballeros, juzgado y condenado a varios años de prisión, puesto en libertad misteriosamente, viajó a los Estados unidos, donde encontró su muerte por razones que desconozco. Leandro concluye: "Estar en La 40 equivalía a vivir dentro de la propia muerte. Raros eran los días en que allí no se mataba, se mutilaba o se pervertía a alguien. Unas horas después del estrangulamiento de Perdomo, asesinaron a Angel Russo, un hombre decente, un militante que tenía antecedentes antitrujillistas de larga data... Los esbirros me obligaron después a ponerme la ropa de Russo. Más aun,… fui forzado, en medio de gritos y amenazas, a tomarme su ración: un chocolate de agua y un pan". Los cadáveres retirados de ¨La 40¨, algunos descuartizados, posteriormente eran depositados en las incineradoras utilizadas para la quema de basuras, ubicadas en las cercanías de la cárcel o en el área occidental del puente Juan Pablo Duarte, para su cremación y/o lanzados al mar, hoy autopista "Las Américas", como alimento de los tiburones que merodeaban la zona. Eugenio Perdomo Ramírez y Leandro Guzmán, fueron vecinos por varios meses, en Santiago de los Caballeros, razón por la que se conocían muy bien. Visité al Ing. Leandro Guzmán, en sus oficinas en Santo Domingo, el 11 de abril del 2011, ¡encuentro de minutos imborrables! Cargado de emoción, comentó las vivencias descritas en su libro, además de ricas estampas familiares, según recordó: "En algunas ocasiones, a ustedes les invité a nuestra casa -se refería a mi hermana menor Elia Celeste y el primito Tony- para comer conmigo y con María Teresa. ¡Y justamente a Leandro, como desgracia de vida, le obligan a presenciar la muerte de mi papá, su compañero político y vecino en ¨Los Pepines" de Santiago! En su oportunidad, Federico Andrés Lora Pérez, comentaba: “Giannella, sobre tu padre te diré que nos reunieron una tarde al anochecer en la cuarenta y Eugenio, que conocía a Vitico González, se nos acercó porque el grupo de Santiago estábamos esposados juntos y comenzamos a hablar y nos dijo que casi no oía por los golpes que le habían dado en la cabeza y el oído, lo cual era muy común en la cuarenta pegarle por los dos oídos”. Adolfo Alejandro Franco Brito, quien intercambió con Perdomo unas cuantas palabras la posible noche de su ejecución, con recuerdos imborrables de horrendas vivencias, transcurridos 51 años, " regresa" a las celdas y refiere: ¨Nos obligaban a escribir nuestra declaración, a continuación de la que debíamos hacer oralmente. Estas declaraciones se hacían luego de haber sido sometidos a las acostumbradas sesiones de bárbaras y a veces sangrientas torturas: golpes, extracción de uñas, descargas eléctricas utilizando el ¨bastón¨, aplicadas en la zona genital, entre otras". José Israel Cuello Hernández, más explícito, escribía: “Tu papá no dejó ropa ni libros, ni cartas ni maleta y mucho menos colchoneta porque de nada de ello disponíamos en las condiciones de las cárceles de aquella época. “Al llegar a La 40, lo primero que se hacía era el despojo de toda vestimenta, absolutamente de toda. Al único que alguna vez vi con alguna permisividad en el vestuario fue a Cayeyo Grisanti, precisamente en la celda de La Victoria desde donde fue retornado a La 40 tu padre junto al seminarista Papilín Peña González para ser asesinados. Tenía Cayeyo un soporte para contener el brote de una hernia inguinal como toda vestimenta; un pedazo de cinturón que no cubría nada, por supuesto. “Yo a tu papá no le vi en La 40, porque probablemente llegó allí antes que yo, que fui detenido el 21 de enero en la madrugada, poco después de las seis de la mañana y pienso que él llego dos o tres días antes e interrogado entonces. “Fuimos sí trasladados todos a La Victoria la noche tenebrosa del 30 al 31 de enero de 1960, después de que se produjera el asesinato de la mayoría de "los panfleteros" a algunos de los cuales dejamos vivos en el patio de aquel recinto cuando éramos empujados al hacinamiento dentro de las "perreras" de la policía, esposados de dos en dos. “Al llegar a La Victoria nos llevaron a las zonas de sus "solitarias", mucho más amplias que las de La 40, pero mucho más sucias y repugnantes que aquellas por su tiempo de uso. Mientras las de la casa de torturas tenían un pequeño baño en cada uno, relativamente nuevo, las de La Victoria carecían de tal exquisitez, lo que obligaba a los prisioneros a hacer las necesidades fisiológicas en una lata vacía de aceite de maní que no se diferenciaba en nada de otra destinada al agua "potable” para beber y a una tercera contentiva de un menjurje que en la mañana y noche consistía en harina de trigo hervida y sin condimentos y a mediodía de un sopón donde era frecuente un condimento aterrador en la penumbra de aquel recinto: los ojos de las vacas. “En primera instancia nos colocaron en grupos de seis a ocho en cada celda, muy holgados, pero esa misma noche nos consolidaron en paquetes de treinta o más, de manera que en muchos casos hubo que alternarse para dormir acostados. “En esa celda de consolidados conocí, entre otros, a don Eugenio, cuando procedimos a identificarnos dentro de la más absoluta y tenebrosa oscuridad, y no sólo por el nombre sino por las ocupaciones así como por los vínculos familiares. “No fue esa misma noche que se los llevaron, a Papilín y a él, decía, porque la primera dosis de latas que recibimos merecieron la bendición de Papilín, que era seminarista, y no podía ser esa noche primera porque fue muy hondo en su espesura que se produjo el traslado. Cuando llegaron las latas, una con agua, otra con la harina y la tercera evidentemente empleada antes en heces fecales, todo el mundo las miró con cierta indiferencia. ¡Nadie las tocó! hasta que Papilín tomó la de harina, la bendijo diciendo que: “esa era la comida y que no debíamos debilitarnos”, tomando de inmediato un trago de aquello sin ocultar la repugnancia. “En esa celda estaban los que luego constituyeron en gran medida el primer grupo de prisioneros llevados al Palacio de Justicia para la farsa de un juicio en que se nos condenó a todos a 30 años de prisión y a 600 mil pesos de multa pagaderos a peso por día. “Unas horas después, tu papá y Papilín fueron sacados juntos de la celda y llevados, es de suponer, a La 40, donde no tengo idea de si alguien les vio y presumiblemente allí murieron". En el intercambio de recuerdos, José continúa relatando: "El de Freddy se complementa con el mío en el detalle referente a los dos días que estuvimos juntos, que yo no pude precisar antes pero que, al leer el suyo, pude recordar. O sea, no fueron devueltos a La 40 la misma noche de la llegada, y la fecha de Freddy es también más precisa, fue del 29 al 30 el traslado tenebroso. Los detalles de Leandro sobre su muerte son espeluznantes y la pieza utilizada para la ejecución aparece en los catálogos universales de la infamia como "el garrote vil" muy empleado en la Guerra Civil española". Freddy Bonnelly, revolviendo sus vivencias, nos facilita datos de igual valor, al comentar: " Comparto casi todo lo dicho tanto por Leandro como por José, excepto con la fecha. Como te dije, donde por primera y única vez que vi a Eugenio fue cuando nos llevaron desde "La 40" a "La Victoria" el día 29 de enero, en la media noche, amaneciendo el 30; lo que no puedo precisar es si transcurrieron uno o dos días, es por eso que digo que pudo ser el 31 de enero o el 1ro. de febrero del 1960. “Ya en la ¨La Victoria¨, nos introdujeron a la solitaria de más o menos 6 pies de ancho por algunos 12 de largo. Nos metieron a 18 totalmente desnudos, en algunas otras celdas metieron hasta 22. Como no podíamos acostarnos todos, ya que el espacio no daba, Eugenio y yo nos quedamos parados hablando casi toda la noche, en espera de que algunos se despertaran y nos dieran el espacio. Hablamos mucho pero no puedo recordar lo que dijimos. Si sé que me dijo que era de Santiago y que tenía familia. Lo que no puedo precisar es si fueron uno o dos días, por eso digo que pudo ser el 31 de enero o el 1ro. de febrero del 1960, porque vinieron a buscar a Eugenio, en la tardecita, para llevarlo a La 40, antes de la hora de cenar en la referida área. Al poco tiempo, cuando nos dieron visita, Leandro me contó cómo sucedió.” “Entre los que ocupábamos esa celda—sigue contándome Freddy Bonnelly-- estaban Cayeyo Grisanti, Luis Ramón Peña González, (a) Papilín, mi hermano Carlos Sully, José Cuello, Feliz Germán, Manolito Baquero, Villamán Olsen, Sully Martínez Bonnelly, Moncho Imbert, Alfredo Bergés, René Del Risco Bermúdez, Paquitín Noriega, yo y seis más cuyos nombres no recuerdo. No recuerdo que a Papilín se lo llevaran ese día. Él fue quien inició rezar el rosario y a lo que yo recuerde, se lo llevaron varios días después de esto y lo trajeron de nuevo a la celda. Él nos dijo que querían obligarlo a declarar que Mons. Pepén estaba involucrado pero que no lo hizo. Según recuerdo fué el 30 o 31 como a las 6 de la tarde que lo vinieron a buscar. ¡No volvimos a verles!” Sin mayor trascendencia en precisar las fechas, a finales de enero o principios de febrero del 1960, lo que sí importa registrar es que Eugenio Perdomo Ramírez y el seminarista Luis Ramón Peña González, (a) Papilín, de manera vil y cobarde fueron salvajemente “ajusticiados” en la abominable cárcel “La 40”. Estas notas testimoniales, motivan para dar a conocer las experiencias que muchas familias, -y sin mejores opciones-, debimos asimilar durante la ¨Era Gloriosa¨ del ¨Padre de la Patria Nueva", justo en este nuevo enero, cuando en aquel fatídico del 1960, la Patria se vistió de luto y dolor por la pérdida de muchos de sus hijos que trataron de reconquistar las libertades heredadas de Don Juan Pablo Duarte y su grupo Trinitario; y tantos otros que conforman la Raza Inmortal, sin olvidar a los hombres y mujeres que integraron el Movimiento Clandestino 14 de Junio, muchos de los cuales jamás regresaron a sus hogares y a la fecha se desconoce el destino final de sus cadáveres. ¡Que no se pierda nunca nuestra memoria histórica! ¡Loor a los Panfleteros de Santiago y a los Mártires que lucharon por una mejor nación!

PROVINCIA MANOLO TAVAREZ

MONTECRISTI: Proyecto busca cambiarle nombre a provincia Por JOSE ALFREDO ESPINAL MONTECRISTI, República Dominicana.- Un diputado alista un proyecto de ley con el fin de proponer un cambio de nombre a la provincia de Montecristi por el de Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), un abogado, dirigente político y revolucionario, asesinado en 1963, en Las Manáclas, San José de Las Matas, provincia de Santiago. La iniciativa la impulsa en el Congreso Nacional el diputado peledeísta por el pueblo montecristeño, Rafael Abel, según informó una fuente a este medio. Agregó que las pretensiones de cambiarle el nombre a Montecristi ha desatado controversias en la histórica ciudad del Morro. Manolo se merece eso y más, pero no deben borrarle el nombre a nuestra provincia, una ciudad histórica, donde fue firmado el Manifiesto de Montecristi, por José Martí y Máximo Gómez, el 25 de marzo de 1895, afirman algunos disgustados con la idea. Manolo Tavárez Justo fue el líder del movimiento revolucionario 14 de junio. Nació en Montecristi el 2 de enero de 1931. an/am