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domingo, 16 de enero de 2011
Dice obra de Angelita narra "la otra cara de la moneda"
http://www.listin.com.do/la-republica/2011/1/13/173
ENFOQUE
Dice obra de Angelita narra "la otra cara de la moneda"
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Luis José Domínguez
El esposo de Angelita Trujillo, excoronel Luis José Domínguez, ha enviado a LISTIN DIARIO un documento titulado ¡Basta ya!, en el que fija la posición de la familia frente a las críticas que intelectuales dominicanos y extranjeros formularon sobre el libro “Trujillo, Mi Padre, en mis Memorias”, durante una mesa redonda en el Archivo General de la Nación, algunas de cuyas intervenciones fueron reseñadas por este diario.
BASTA YA!
ENFOQUE
El esposo de Angelita Trujillo refuta críticas de intelectuales
Luis José Domínguez
El esposo de Angelita Trujillo, excoronel Luis José Domínguez, ha enviado a LISTÍN DIARIO un documento titulado ¡Basta ya!, en el que fija la posición de la familia frente a las críticas que intelectuales dominicanos y extranjeros formularon sobre el libro “Trujillo, Mi Padre, en mis Memorias”, durante una mesa redonda en el Archivo General de la Nación, algunas de cuyas intervenciones fueron reseñadas por este diario.
¡BASTA YA!
LUIS JOSÉ DOMÍNGUEZ
Comienza el nuevo año y con él una nueva oportunidad para mirar hacia el año viejo y reflexionar en aquellas cosas que, de una manera u otra, más impactó nuestras emociones.
A mi, particularmente, me satisfizo sobremanera ver que Angelita, finalmente, concluía su libro “Trujillo, Mi Padre, en mis Memorias”.
Empresa de tiempo completo a la que devotamente dedicara un poco más de seis años. Después vinieron los ajetreos para la puesta en circulación de la singular obra, lo que por fin aconteció aquella inolvidable noche del mes de febrero, sin duda que fue un evento para recordar. De tierras muy lejanas viajaron familiares y otras personas que, fieles a la amistad, quisieron estar con Angelita en esa ocasión tan especial, su “gran noche”. Desde entonces, el interés y el entusiasmo por los ejemplares de este magnífico libro, ha sido, espectacular.
Claro que no podían faltar las reacciones negativas de algunos adversarios gratuitos, que no resisten una versión de la historia que discrepe de la suya; olvidando que el respeto al derecho ajeno es principio fundamental en una sociedad civilizada. Un pensador lo expresó de la manera siguiente: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero daría mi vida defendiendo tu derecho a decirlo”.
“Año nuevo, vida nueva”, es un grito de esperanza en el mensaje de paz que nos trajera el niñito de Belén, y en el avivamiento del espíritu navideño en el corazón de los hombres de buena voluntad.
Es necesario que así sea, particularmente en nuestro país, donde, no bien se anunciaba la publicación del libro de Angelita, y ya el anti-trujillismo organizado, intolerante, ponía en marcha su formidable maquinaria de embestida.
La noche de la puesta en circulación del libro en Santo Domingo, un grupo de personas iracundas, amenazantes, irrumpieron en el salón, ya casi abarrotado de asistentes, creando un estado de pánico y anarquía propio de los países donde las turbas actúan por encima de la ley. A este indecoroso suceso, le ha seguido una bien orquestada campaña mediática de artículos de opinión diciendo cosas que el libro no dice. Rico en falsas premisas que sin mesura adulteran hechos y circunstancias, con el servil propósito de hacer tanto daño como sea posible a la imagen del Generalísimo Trujillo, a su familia, y mas concretamente, al contenido el libro de Angelita.
Un ejemplo típico es el extenso artículo publicado en el periódico digital “Al Momento” bajo la firma del señor Carlos Báez, miembro, activista y vocero de la fundación de los héroes.
Este señor, haciendo uso de la bella semántica de nuestro idioma, infiere que la “Fundación Trujillo” persigue una revisión peyorativa de la historia.
Basta refrescar un poquito la memoria para quedar en entredicho la ausencia de lógica.
Es una verdad histórica, que a raíz de la muerte del Generalísimo, el Consejo de Estado emitió la ley 58- 80 que abolía la libertad de expresión en el país. Posible porque dicho gobierno provisional era simultáneamente poder ejecutivo y legislativo.
De haber existido un congreso de representantes y legisladores elegidos por el pueblo no hubiese tenido lugar semejante monstruosidad jurídica.
Explícitamente prohibía toda mención que favoreciera al Jefe de Estado caído. Toda manifestación tenía que ser de carácter vejatorio e infamante.
Para dar seguimiento a la opresiva ley actuaba una bien engrasada maquinaria de difamación. Vestigios de esa bien nutrida campaña pueden observarse visitando esos “museos” o sitios de interés histórico y constatar hasta donde puede llegar el empeño de imponer una historia parcializada.
Ni las escuelas han escapado a la agresiva campaña de odio y desinformación.
A los niños, se les requiere el estudio de documentales y libros tóxicos que narran una historia acomodada, con el mismo propósito de envilecer la imagen del Presidente Trujillo. Técnicas propias de la Alemania Nazi y de la Cuba de Castro, pero radicalmente reñidas con los postulados de una democracia representativa.
Esa dinámica revisionista ha conducido también a una sistemática inversión de valores. Los mas aberrados comunistas camaleónicamente han dejado de serlo y a pesar de no podérsele acreditar un algo bueno en provecho del país, son llevados al salón de los grandes héroes nacionales.
Así es el caso del líder obrero Mauricio Báez. Como buen comunista, luchó denodadamente para propiciar la caída del régimen de Trujillo, pero no como un fin, sino, como medio para convertir el país en una colonia Rusa al estilo de la devastada Cuba de hoy. Llamarle “líder democrático” a este señor, es un artificio, que el mismo Mauricio Báez, como buen comunista, hubiese desautorizado.
Mientras que desaparecen del escenario cultural y político honorables lumbreras nacionales como don Virgilio Díaz Ordoñez, don Víctor Garrido, don Arturo Peña Batlle, don Porfirio Herrera, don Arturo Despradel, don Carlos Sánchez y Sánchez, don Julio Vega Batlle y muchísimos otros grandes hombres que dignamente contribuyeron al encumbramiento de nuestra Patria. Vale señalar que algunos de estos egregios servidores públicos, si revivieran, se morirían de nuevo, al ver a sus hijos cerrando filas con los profesionales del anti-trujillismo.
Aunque me imagino que estos sentirán el aguijoneo de la conciencia recordándoles que cuando cursaban estudios en el exterior, jamás tuvieron que preocuparse por el costo de su carrera, porque se los pagaba la generosidad de ese difunto a quienes la ingratitud los induce a detractar hoy. “La gratitud no solo es la más grande de las virtudes, sino que engendra todas las demás”, así lo decía Cicerón.
Creo que lo expuesto hasta ahora es suficiente para comprobar que es a partir de la ley mordaza 58- 80 cuando se inicia el período de la historia manipulada con fines políticos o revisión peyorativa puesto que mutiló las secuencias de eventos de la Era de Trujillo.
Por consiguiente, es absolutamente falsa la tesis del señor Báez. Es en base a ese daño causado a la historia que nace la Fundación Trujillo con la finalidad de lograr el justo y noble propósito de que sean reintegrados a la historia dominicana los 31 años de la Era de Trujillo.
¡Basta Ya! Es inaudito que a toda una nación se le cohíba de tener un volumen de historia integral por la complacencia a un grupo de privilegiados.
Trujillo fue un hombre de su época y un patriota a carta cabal. Las circunstancias son las que dictan la política de un gobernante.
Si al asumir la Presidencia de la República en 1930 hubiese encontrado un país como el que dejó a su muerte, por supuesto que hubiera gobernado diferente. En 1961 ya el país era un estado institucionalizado, gozaba de orden, respeto y seguridad ciudadana. Los servicios sociales a la par con los mejores del mundo.
Sin deuda exterior. La educación era prioritaria y las fuerzas armadas y la policía gozaban de indiscutible prestigio.
De la crisis fronteriza del 1937 que le preocupa al Sr. Báez, era una situación de suma complejidad, pero el escenario histórico no deja lugar a dudas: sin Trujillo, el país hubiese sido hoy cualquier cosa, menos República Dominicana.
En cuanto al crimen de las hermanas Mirabal, debo esclarecer también al señor Báez que Angelita en su libro “Trujillo mi Padre… en mis Memorias”, cita las confesiones del General Román Fernández, Secretario de las Fuerzas Armadas, hechas en los primeros días de su confinamiento en una habitación de la Jefatura de la Aviación: “Fue Luis Amiama quien me transmitió la necesidad de liquidar a esas mujeres para echarle esa vaina a Trujillo”. Léalo y rectifique que es el General Román quien incrimina al señor Amiama quien era también el eslabón entre los conjurados y el Cónsul americano Dearborn, jefe de la CIA en el país. Por consiguiente, las declaraciones del General Román restan el valor absolutorio que el señor Báez pretende darle a las opiniones políticas del Dr. Balaguer. Estas Actas tienen que estar en el Archivo General de la Nación.
En cuanto al comentario de Don Cucho, hombre de bien y amigo a carta cabal del Jefe, que en su libro póstumo dice que el Generalísimo le comentó que: “nada había tenido que ver con el asesinato de las hermanas Mirabal”; pero, que mas adelante comenta: “que nada se movía sin su consentimiento”. Es una opinión que compartimos.
Es incuestionable que el Jefe era un gobernante bien informado, pero no era un “Hara-Kiri”. Este era un plan de alta traición; ejecutar un crimen para lesionar el Gobierno.
No le quepa la menor duda, de haberlo sabido el Jefe, Román Fernández hubiese sido hoy otro héroe más, pero las hermanas Mirabal estuvieran vivas. Lea ese trozo de historia completo en el libro de Angelita.
Este tipo de crimen no es original, se llevó a cabo en Colombia con el asesinato del político Dr. Eliécer Gaitán en 1948 y se produjo “El Bogotázo”. Mas tarde los sandinistas en Nicaragua asesinaron a Pedro Joaquín Chamorro para provocar la caída de Somoza. Es una táctica despiadada y cruel, pero muy eficaz.
Por otra parte, admiro la osadía de seleccionar una acotación de Wikipedia para definir “revisionismo peyorativo”. Dice: “Omisión de hechos, negación o burla de hechos conocidos, suposición de hechos no comprobados, declaraciones absurdas etc.” Señor Báez este es un traje perfectamente confeccionado a la medida de los que han venido editando la historia durante estos últimos 50 años.
Después el señor Báez dedica casi una página entera hablando de la inmensa fortuna de Trujillo, con números y estadísticas acomodados y de poca relevancia.
Ese resulta ser, el capítulo que mas he leído del libro de Angelita. En el, queda inequívocamente demostrado que Trujillo no tenía dinero ni intereses personales en el extranjero. Que todos sus bienes estaban en el país y los dejó en herencia para pueblo. Es un gesto único. Ningún otro Gobernante lo ha hecho.
Para concluir, le tengo dos noticias al señor Báez: una mala y otra buena. La mala es que el pueblo no ha tomado en serio lo que le han querido vender como historia, por consiguiente ha sido un esfuerzo fallido.
Así lo indican las encuestas. Nosotros lo constatamos por la gran demanda que siguen teniendo, tanto el libro de Angelita: “Trujillo mi Padre…en mis Memorias” como el reciente documental “Trujillo, 31 años de historia perdida”.
Hasta de Noruega nos han escrito algunas universidades solicitando la compra de estas dos obras.
La noticia buena es que con el conocimiento que tiene usted acerca de la fortuna de Trujillo, bien puede exitosamente gestionar la recuperación de esos bienes ladinamente usurpados, para que lo disfrute el pueblo como consta haber sido la voluntad de su legítimo dueño el Generalísimo Trujillo.
En el documental “Trujillo 31 años de Historia Perdida” se observa al Presidente Balaguer pronunciando el panegírico en el funeral del Generalísimo, y en un momento, visiblemente emocionado dice: ¡Que grande hombre fue Trujillo! Y pudiéramos agregar: que chiquitos sus adversarios, que después de 50 años todavía temen que el pueblo conozca su historia.
Pero las actividades de oposición al libro de Angelita no se detienen. Un nutrido numero de personalidades recibieron una cordial invitación para asistir a lo que esperaban sería un acto cultural para, desde un punto de vista académico, analizar el libro “Trujillo mi Padre…en mis Memorias” El panel estaba integrado por Bernardo Vega, Euclides Gutiérrez Félix, Mario Bonetti y el anfitrión Roberto Cassá, director del Archivo General de la Nación.
El Presidente de la Academia Dominicana de la Historia, Emilio Cordero Michel, no asistió al debate alegando que dicho libro “es una infamia, lleno de mentiras, falsedades y falsificación de hechos históricos”. Pero resulta que en la sección de “Areito” del periódico “Hoy” declara a la periodista Ángela Peña que: “no adquiriría -Trujillo mi Padre,…en mis Memorias-, estoy viendo la portada y la contraportada porque tu me trajiste el libro”. Entonces me pregunto: ¿Cómo puede este señor explayarse emitiendo calificativos y opinando acerca de un libro que no ha leído ni visto tan siquiera? Es temerario y hasta vergonzoso que el Presidente de la Academia Dominicana de la Historia se expresase de esa manera.
En el último párrafo de la entrevista le dice a la periodista Ángela Peña, que la razón de no leerlo era porque no quería vomitar cuando lo leyera. Ante esta aseveración se me ocurrió buscar en nuestros archivos, y me detuve a mirar la cara que tenía este señor en la foto la noche de su boda, cuando el generalísimo Trujillo y doña María le apadrinaban su unión matrimonial.
Y lo cierto es que no tenía apariencia alguna de malestar estomacal, todo lo contrario. Lo mismo en las fotos de la Feria de la Paz en las que aparece disfrutando entre los privilegiados de la época. Tampoco aparentaba fastidio alguno cuando le agradecía al “jefe” su nombramiento para ocupar un cargo diplomático en los Estados Unidos.
De todas maneras, sin que se notara su ausencia, los participantes hicieron su exposición sin producir novedades.
El anfitrión, doctor Roberto Cassá, organizador del evento fue quien puso la nota discordante que deslució y afeó el programa.
La escena era sencilla: una hija de nobles sentimientos, con un corazón diamantino, macizo, que escribe un libro de casi 700 páginas donde plasma los más preciados recuerdos de su vida al lado del padre que fue toda su adoración.
Pasajes históricos que abarcan la vida familiar y pública de su padre; anales que vuelca en una obra veraz, decente y respetuosa.
Por otro lado, un corazón resentido, altanero, irreverente que no supo guardar el más mínimo respeto y conside- ración para el auditorio, su panel de invitados y su propia dignidad Vencido por la realidad de no poder refutar con pruebas fehacientes las verdades expuestas por la autora en su libro, se aparta del debate culto y académico para presentar un espectáculo vulgar de opiniones generalizadas viciadas y tóxicas. ¡Una vergu¨enza! Antes de comenzar su intemperante insolencia; arrogante soberbio y engreído, escudriñó pausadamente todo el derredor, como para ratificar que en aquel auditorio no se levantaría una sola voz en defensa de la autora ausente, ni para censurarle las obscenidades de su vergonzosa perorata.
Sintiéndose dominador de aquel foro, “se le quitó el pavón”, como solíamos decir los pilotos en la FAD, y de inmediato arremetió acremente contra su víctima. Al parecer, el libro de Angelita, una hermosa obra de inmenso contenido histórico, vino a ser como fogaraté restregado en la piel del iracundo señor. La página web atestigua la incoherente conducta del señor Cassá.
El molesto y molestador señor Cassá, dice que cuatro personas son los autores del libro.
Como testigo de presencial declaro categóricamente que ninguna otra persona, absolutamente nadie más intervino en la elaboración de la obra en referencia. No existe una sola frase atribuible a tercera persona alguna.
Después, incongruente se contradice y con la vulgaridad característica dice que “el libro es una m…..” Entonces en que quedamos, sirve o no sirve el libro.
Es inevitable recalcar que las expresiones con que reiteradamente se expresó este alto representante de la cultura nacional son reprensibles; reñidas con la ética de un evento supuestamente cultural y más lamentable aún cuando este violatorio precedente lo crea el mismo director del organismo cuyos estatutos exigen respeto y decoro en el uso de sus facilidades.
El señor Cassá se refiere al libro de Angelita llamándole “Libelo”. De acuerdo con la Real Academia Española libelo es: 1.-“Un libro pequeño”. Este tiene casi setecientas páginas. 2.- “Una declaración falsa, con la intención de hacer daño; un escrito en el que se denigra o infama a alguien”.
En el libro de Angelita no existe la especulación. Se narran los sucesos con respeto y apego a la verdad sin que le hubiese motivado el más mínimo deseo de lastimar ni de ofender a nadie, únicamente con la finalidad de ubicar cada cosa en su lugar.
Conceptúa a la autora de no tener condiciones de escritora, etcétera.
Al parecer se le olvidó leer el prólogo que dice: “Todo el que lea este libro notará que no soy escritora, jamás había incursionado en el arte de la literatura. Hasta ahora, mis escritos eran informales y de carácter estrictamente epistolar, escribía a mis amistades y a mis seres queridos.
Pero el destino ha puesto en mis manos el altísimo privilegio de hacer este relato, destinado a recuperar la verdadera imagen y honra de mi padre. Es un derecho inalienable que asiste a cada ser humano, y que tan vilmente ha sido distorsionado por una bien orquestada y bien remunerada industria sensacionalista hacedora de iniquidades, que con agudeza inciden sobre la memoria de mi padre. Es, al mismo tiempo, un tributo de respeto a los dominicanos que también han sufrido el escarnio de la mentira oficiosa” Ahí tiene señor Cassá; Angelita, a pesar de haber estudiado literatura, de hablar y escribir cuatro idiomas, de disfrutar las buenas lecturas, y de tener una caligrafía privilegiada, jamás ha pretendido emular a nadie en el arte de la comunicación. Y con la humildad que le caracteriza, en la actualidad, sin ayuda de nadie, esta traduciendo su libro al idioma ingles.
En definitiva que la frustración de este señor, ante la impotencia de no poder desprestigiar el libro mediante un careo de los hechos descritos, acude a la ofensa personal, arma innoble y cobarde y llama a mi esposa “esta abuela obesa de hoy”.
Por su parte, Angelita es una persona feliz, muy satisfecha de haber llegado al otoño de su vida, gozando de buena salud y rodeada de sus muchos nietos, bondadoso regalo de Dios. Es además un privilegio de cada quien, ser como no le moleste ser.
Pero ya lo saben las abuelitas y las pasaditas de peso; que se cuiden de la lengua viperina de este adonis que no sabe lo que es ser abuelo ni caballero.
Yo por mi parte aprendí de mi papá, que con frecuencia citaba a Martí, que “a la mujer no se le lastima ni con el pétalo de una rosa” Algunos de los que asistieron al consabido espectáculo me manifestaron que, efectivamente, se trató de una lamentable necedad y de muy mal gusto.
Sin embargo, la lamentable nota de esa noche palidece ante otras de altísimo valor intelectual que recibimos exaltando los méritos de la obra: “Comencé a leerlo y es fascinante, las fotos son un verdadero tesoro. Como historiador de América Latina y el mundo hispano, le diré que este libro promete ser una fuente importante de la historia moderna, no solo de la República Dominicana pero de toda América Latina” Así se expresa el señor Larry Clayton Catedrático y Director provisional del Departamento de Historia de la Universidad de Alabama.
Señor Cassá, nosotros, para los primeros meses de este año, esperamos tener organizada una peña aquí en Miami que será modelo para eventos de esa naturaleza. Con absoluto respeto a la libertad de opinión, cultural, académico, histórico y serio. Desde ya y por este medio, queda usted formalmente invitado. Solo exigimos compostura y buenos modales.
Ahora, ¿a que se debe esa actitud patológica y resentida del señor Roberto Cassá? Ciertamente, todo efecto tiene su causa. En la década del 40, el Generalísimo Trujillo magnánimamente, abrió las puertas del país para recibir contingentes de españoles acosados por los estragos de la guerra civil española.
Me es grato reconocer que entre esos refugiados, llegó una valiosa pléyade de artistas, con cuyo concurso, vivió el país su impresionante renacimiento artístico y cultural.
Basta recordar a don Emilio Aparicio en el séptimo arte, José Casal Chapi, fundador de la Sinfónica Nacional, José Vela Zanetti y Antonio Prat Ventós, artistas de la pintura que con sus murales plasmaron “la gran pizarra de la historia” como dijera Francisco Umbral… Florecieron las bellas artes.
Pero no hay rosas sin espinas, infiltrados venían marxistas muy comprometidos con el comunismo internacional.
Es cuando y como llegaron el señor Enrique Cassá Logroño y señora María Bernardo de Quirós, padres del señor Cassá.
De tal palo tal astilla, el señor Roberto Cassá, nació con la semilla del totalitarismo en sus venas. Ya adulto quiso profundizar en la doctrina Estalinista y adquirir una imagen doctrinaria intelectual; con esa finalidad viajó a Rusia donde ingresó a la “Universidad Patricio Lumumba” de donde egresan como temibles “osos pardos siberianos.” Hoy en día, hablar del comunismo es como hablar de Caperucita Roja o del Pato Donald, pero en sus años de conquista y apogeo, era una amenaza real, el enemigo público numero uno de la humanidad.
El generalísimo Trujillo, desde siempre fue un bastión del anticomunismo. Reiteraba que el marxismo-Leninismo sería una doctrina funesta para el país. Y efectivamente, hace un par de meses Fidel Castro, después de medio siglo de implacable comunismo, finalmente reconoció que: “Ese sistema no funciona”. Lo mismo que desde 1930 decía el Presidente Trujillo, por eso, en congruencia con su convicción, con determinación y firmeza actuó contra los movimientos conspirativos y espectros de sedición que amenazaron al Estado.
Finalmente la Unión soviética se desintegró y los enamorados de la utopía comunista reflexionaron y se reintegraron a los valores democráticos; pero otros reaccionarios, empecinados, se quedaron formando la generación de “comunistas frustrados”, caracterizados por su indomable odio a Trujillo por considerarle el causante del desmoronamiento de sus sueños revolucionarios. Resentidos, todavía hoy no resisten una prueba de probidad y convivencia civilizada.
Tanto es así que hasta el Archivo General de la Nación, bajo la dirección de este señor Cassá ha sido convertido en una tribuna rabiosa del antitrujillismo. Pero “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”.
Otro hecho repudiable ocurrió cuando un joven diputado de San Cristóbal se propuso establecer un museo histórico de la Era de Trujillo.
Tan pronto se hizo pública su iniciativa, la maquinaria del antitrujillismo organizado, le cayó arriba como un enjambre de avispas ponzoñosas hasta hacerle desistir de su proyecto. Nosotros creemos que el pueblo se merece la opción de poder visitar, algún día, un local donde se exhiban las cosas personales del generalísimo; pero como me dijera un pariente, a quien conocí recientemente: el museo de Trujillo existe ya, y lo es el país entero; comenzando por el Palacio Nacional hasta el rincón mas apartado del país, allí se encontrará una obra de Trujillo.
A toda esa campaña de agresiones llevada a cabo por el privilegiado grupo, han sumado ahora la insólita hazaña de abogar y cínicamente lograr, imponer ellos, las mismas censuras y atropellos que le criticaban al régimen de Trujillo. Una jueza complaciente, e inconsciente de la gravedad del precedente establecido; en un clásico alarde de omnipotencia, declaró ilegal la venta del libro “Trujillo mi Padre, en mis memorias” de Angelita.
Este grotesco fallo es a todas luces, violatoria de la Constitución que consagra para toda persona el inviolable respeto a la dignidad humana y el derecho a la libre expresión. Constituye además una burla a los acuerdos internacionales de la cual es signataria la República Dominicana, que exigen el respeto incondicional a la Libertad de Expresión y a la Carta de los Derechos Humanos.
“Trujillo, mi Padre, en mis memorias” es una obra respetuosa y coherente; escrita dentro del marco de la moral y las leyes, interesada únicamente en describir con la mayor pureza eventos y cosas de la Era de Trujillo inherentes al pueblo dominicano.
El pecado de esta obra consiste en decir cosas y narrar “La otra cara de la moneda”, acontecimientos que el anti-trujillismo organizado no quiere y que ha pretendido borrar de la historia.
Verdaderamente que hace falta que vuelva de nuevo la estrella y nos señale camino de Belén.
¡Basta Ya!
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