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viernes, 29 de julio de 2011

Rafael L. Trujillo...Sigue en el recuerdo


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Rafael L. Trujillo...
Sigue en el recuerdo
Por Reginaldo Atanay
07/29/2011

Reginaldo Atanay
Del saco de Trujillo… “hay mucha tela por dónde cortar”. Hay muchos intereses de por medio. Cuando Mario Vargas Llosa fue a Santo Domingo, y estuvo algunos meses allá para escribir su novela La fiesta del chivo, le brindaron muchos datos interesados para perjudicar o salvar reputaciones.

Pembroke Pines, Florida. (Atanay.Com).- Sobrada razón tienen todas aquellas personas y familias que, durante la Era de Trujillo, sufrieron maltratos morales, físicos y económicos, en que no se siga recordando aquel gobierno de poco más de 31 años que encabezó el dictador Rafael L. Trujillo.

Y es que, quien haya sido herido en aquel tiempo, por cualquier lado o circunstancia, al recordarle la situación aquella, puede revivir momentos de dolor y de amargura. Pero, se sigue recordando a Trujillo. En bien y en mal, dependiendo del juicio de cada quien.

Al escribir estas notas nos viene a la memoria la cara bonachona de doña Chea, a quien entrevistamos hace ya muchísimos años, en su casa del poblado Ojo de Agua, en la Provincia de Salcedo.

Ella nos mostró las camas de “las muchachas”, como ella las llamaba; y de cómo quedaron esos muebles desde el día que María Teresa, Minerva y Patria salieron, para no volver.

Aquella señora, cuando describía el cuarto y las ropas de sus hijas, así como el carácter de cada unas de ellas, era confortada de vez en cuando, con un abrazo, por Dedé, la hija sobreviviente.

Y nos viene a memoria aquel hecho que jamás se ha ido de nuestro entendimiento, al pensar que, si doña Chea siguiera ahora mismo, en este lado de la vida, estaría recrudeciendo su dolor, al ver y oír las reminiscencias de aquellos días aciagos.

Nos mueve a hablar de esto ahora, porque acaban de inaugurar un mural inmenso en el Obelisco de Santo Domingo, en memoria de las hermanas Mirabal. Ya antes habían hecho algo parecido, en el mismo sitio, pero de menor tamaño; luego lo eliminaron. Hasta hace unos meses, lo que adornaba a aquel monumento eran unos zapatos, por lo que no nos preocupamos en averiguar su significado.

El Obelisco fue erigido justamente, para recordar el inicio de la Era de Trujillo. Ese fue el objetivo único y principal.

En la misma avenida del Malecón, que desde siempre debió llamarse Juan Pablo Duarte -y así no se llama- a un par de manzanas, está erigido otro monumento símbolo también de la ciudad de Santo Domingo de Guzmán: el que apodan ahora Obelisco Hembra

El nombre original del Obelisco Hembra era “Monumento al Tratado Trujillo-Hull de la Redención de la Deuda Externa”.

En Santiago de los Caballeros, hay otro grande monumento que ahora lo han adoptado como “De los Héroes de la Restauración de la República”, pero originalmente, cuando se erigió la edificación, fue en honor a Trujillo. Su nombre original es: “Monumento a la Paz de Trujillo”.

Todo dominicano que tiene más de 50 años, sabe que eso es “historia patria”. Innegable. E irrefutable.

Luego, ¿cómo olvidarse de Trujillo?

Del otro dictador, que murió hace más de cien años, Ulises Hereaux (Lilís , la gente sigue recordándose; recuerdan mucho sus anécdotas, aunque él no dejó monumento, al menos conocido por nosotros. Lo único que tenía su nombre era el “Puente Ulises Hereaux, ”que estuvo hasta hace muchos años, en el sitio en que está “El Puente de la Bicicleta”.

Ya que están todos esos monumentos en pie, y que son parte del país, uno piensa, ¿y por qué no dejaron en pie otros, como las estatuas de bronce de Trujillo y la de sus familiares, y de muchísimas cosas de valor? No los dejaron porque el bronce se vendía y se vende caro, y en las propiedades las turbas arrasaron “lo que dejaron”; que las principales cosas se las llevaron gentes de poder social, político y económico.

Del saco de Trujillo… “hay mucha tela por dónde cortar”. Hay muchos intereses de por medio. Cuando Mario Vargas Llosa fue a Santo Domingo, y estuvo algunos meses allá para escribir su novela La fiesta del chivo, le brindaron muchos datos interesados para perjudicar o salvar reputaciones .

Por eso, cuando se puso a circular en Santo Domingo ese libro, hubo que rodear al escritor ibero-peruano de un equipo militar, para que no le desintegraran el físico.

Y dicen, que mucha gente que obró para que el libro de Angelita Trujillo de Domínguez, sobre su padre, no se vendiera en la Dominicana tierra, era para evitar que se sepan otras cosas más, que pueden poner en aprietos a algunos ciudadanos miembros del comité de patriotas

Meditación

El afán tuyo ha de ser ejercitar el bien, en todo tu entorno; sin esperanza de pago. El ejercicio del bien no tiene precio; se paga él solo. Así lo dispone La Vida.

Reginaldo_Atanay@yahoo.com

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