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domingo, 21 de diciembre de 2014
El Moreno queria ser guerillero
Por ÁNGELA PEÑA
a.pena[@]hoy.com.do
Foto Napoleón Marte.
“Ver el cadáver de Marino en Bruselas fue un mal momento, difícil, duro. No quise volver más, me dediqué a visitar a Miriam en el hospital, quería despejar rumores, comentarios de que eran amantes. Los retrataron desnudos y ellos vivían separados, eso es mentira, El Moreno era respetuoso, Otto, el esposo de ella, era su mejor amigo, íntimo de mi casa”.
Víctor Horacio, conocido en el mundo deportivo como Micky Nazario, es el hermano de Maximiliano Gómez que viajó a identificar el cuerpo inerte del dirigente del MPD. Lloró al advertir que “comenzaba a deteriorarse”, al igual que le brotaron lágrimas de impotencia cuando lo miró “amarrado, rodeado por 40 militares en el Palacio de Justicia” en los días previos a su salida y prorrumpe en interminable llanto mientras conversa sobre la vida del revolucionario para quien fue como un padre.
“Miriam estaba atada a la cama. Me conocía muy bien, abría los ojos como quien dice: ¡Pero mira a Micky! Y nunca dijo una palabra. No estaba en coma, estaba saludable”, narra Micky quien con los años ha escuchado versiones sobre el hecho. Hay una que hace suya porque piensa que “las personas cambian o las obligan a transformarse, las utilizan”.
Mientras esperaba que embalsamaran al difunto la policía belga lo perseguía. Preguntaba a los agentes cómo murió su hermano y cuando ellos contestaban que asfixiado por gas reaccionaba: “¡No! ¡Él era muy poderoso, muy fuerte, era un atleta, a él no lo mataban así!.. Llegábamos a discutir… Allá fue donde empecé a tener dudas sobre las causas del deceso”. Se empleó en investigar “y recibí informaciones de todo tipo”.
Sentía tristeza, dolor, enojo. Amaba al Moreno, lo admiraba desde que era un niño, lamentaba que “habiendo dado su vida por este país quisieran desacreditarlo de esa forma”.
Era tan querido “que hasta el enemigo lo ocultaba. Creían tanto en él y él confió en los demás que probablemente su misma gente lo mató o cooperó para que lo hicieran”.
“Pensábamos que iba a estar más seguro fuera que estando preso aquí”. Pero se equivocaron.
Peña Gómez dio a la familia la noticia de la defunción. “Llamó a mi casa y yo no sé de dónde aparecieron esos pasajes para ir a buscarlo”, expresa significando la turbación que invadió a todos pese a que desde que lo apresaron “sabíamos que estaba en peligro”.
Trajo a Santo Domingo a los hijos de Miriam Pinedo y en el aeropuerto lo abordaron los periodistas. “¡Balaguer es el responsable de esa muerte! Lo dije muchas veces y en voz alta”, relata. Por unos amigos salvó la vida. “Gracias a Dios tenía residencia norteamericana y tuve que emigrar después del entierro”.
Es el propietario de una modesta tienda en la que se destaca el retrato de su hermano pero conserva otros con mucho celo porque son reliquias que pocos conocen.
“Quería ser guerrillero”. “El Moreno tenía un pensamiento en el que nosotros no estábamos: ser revolucionario. Sus cosas no las decía, jugaba pelota pero su mente estaba en otra parte”, manifiesta José Santos Benítez, alias Hino Hino, deportista de las ligas Anís Confite, Jabón Hispano y Farmacia Andreíta, que nació el 26 de agosto de 1936 y está ciego.
Era soldador en el ingenio Porvenir donde El Moreno era “mecánico”. “Paró el ingenio y caímos presos porque fuimos a Santa Fe y también lo paramos, nos cayeron atrás como 500 guardias y nos llevaron a México”, la cárcel.
En la prisión exclamaron: “¡Estos son los comunistas!” pero “se presentó Marino con un general y nos soltaron a todos”, cuenta, manifestando que “Marino quería ser guerrillero, y nos defendía”. La huelga organizada por Gómez “era en protesta por el abuso”. Micky acota que Maximiliano “se subía en una tarima y decía a los obreros: “¡Eso que te están pagando no es lo justo, te están explotando!”.
Micky nació el 16 de abril de 1937. Su papá era Tomás Nazario Echevarría, puertorriqueño, que murió cuando él tenía seis años. Los demás hermanos son Máximo Horacio, Hilda, Maritza y Marina. “Yo era como un padre, había aprendido a ganar el peso y en mis hombros estaba la estabilidad de mis otros hermanos”, declara.
A Maximiliano lo acogió como su hijo. “Él estudió en la Escuela Número 3. Yo aprendí a coser desde los 12 años, soy también sastre”, significa mostrando su máquina de 50 años que trajo desde Broadway.
En ese oficio introdujo al Moreno cuando se trasladaron a la Erciná Chevalier (Juana Saltitopa) de la capital. Trabajaron en la sastrería de los hermanos Capellán donde Maximiliano fue aprendiz pero escapaba para el local del 14 de Junio “y ahí se dedicó de lleno a la política”.
Igual pasó con la pelota. Lo muestra en una foto junto a Rafael Charles (Don Plin), Quique Linares y Ovidio Polanco. Jugaba “out fielder” y primera base. “Tenía más condiciones que yo, heredó un tamaño como el de su papá, tenía mucha naturaleza para el béisbol pero no quiso ser pelotero”.
Micky, exaltado al Salón de la Fama de San Pedro de Macorís, es gloria que jugó con todos los equipos nacionales y viajó alrededor del mundo contratado por las más reconocidas agrupaciones deportivas internacionales. De niño practicaba en La Arena, La Bajadita y La Normal. Narrar su historia es deuda.
De la vida política de su hermano conocía poco. “Cuidaba tanto de mí que esas intimidades no me las comunicaba, las supe después que lo mataron. Me protegió, sabía que yo tenía que ir a Estados Unidos para mandar el money order a mi mamá”.
Con sombrero no solo por el invierno sino porque se cansó de usar gorra, tiene conocimiento de que se disfrazaba de mujer para ir a Macorís, que viajó a China y a Cuba donde “tuvo problemas con Fidel porque no le gustaba el sistema, y no se equivocó, era dictatorial, aunque los cubanos han llegado lejos”.
El último encarcelamiento del líder los unió. En el juicio “me le acerqué y me dijo: ‘yo estoy bien’, con esa tranquilidad… Se me salieron las lágrimas”. Al sacarlo “estrellé mis gafas, del coraje, sabía que era una injusticia lo que se cometía”.
“El Moreno, jovencito, luchando por esta tierra, no buscaba nada para él, todo era para su país… y envenenarlo”, lamenta entre sollozos.
La familia, empero, es de temperamento rebelde. Lo heredan de Mariana, nacida en Las Pajas. “Estuvo presa, resistió una huelga de hambre con Carmen, la esposa del Moreno… Vio su hijo preso, encadenado, muerto… y ni una lágrima. Coño, ¡qué guapa era mi mamá!”.
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