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sábado, 19 de febrero de 2011

Los curas arremangaron la sotana


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Suma y sigue (CII)
Los curas arremangaron la sotana





2:29 PM -
Fue dura, muy dura, con el gobierno pero atinada a la realidad, la pastoral que los integrantes de la Conferencia del Episcopado Dominicano, hizo pública por el Día de la Independencia Nacional. Los curas se arremangaron las sotanas y entraron en el meollo de la situación del país, sin la habitual retórica eclesial caracterizada por la ambigüedad en la que todos se ven reflejados en lo bueno, mientras que lo malo siempre piensan aluden al vecino.
Tengo que reconocer que la actitud valiente y decidida a favor del pueblo dominicano, me sorprendió, porque el «compadreo» en todas las celebraciones con la clase diligente es más que manifiesta. No recuerdo –reconozco que no sigo de cerca las homilías más allá de la lectura por alto de las reseñas periodísticas- que el cardenal haya «descolocado» a los gobernantes en las celebraciones eclesiásticas que con cualquier motivo preside y sermonea el primado de la iglesia católica en Dominicana, quizá para no incomodar a los ilustres visitantes o por no empañar la efeméride. Cierto es que el cardenal se manifestó claramente en oposición a la pretensión de Leonel Fernández de continuar en el cargo y también se mostró partidario del 4 por ciento del PIB para enseñanza, pero con mucha menos vehemencia que lo hizo frente a la pretensión de introducir tres supuestos de interrupción del embarazo. Recuerdo que en aquel debate, el clan católico llegó a amenazar con dar en las homilías dominicales los nombres de los políticos, que se sumaran a la opción rechazada por la iglesia, para que los feligreses los tacharan de la boleta electoral.
Y tuvo, hay que reconocerlo, efecto en el ánimo de muchos políticastros. El temor a la ira eclesial, privó al país de regularizar legalmente la posibilidad de que tanto embarazo en adolescentes no deseado, fuera una reminiscencia del pasado. Ahora la Conferencia de los Obispos se reivindicaron un poco ante la sociedad no confesional, que espera sin duda que el 27 de febrero, cuando tenga a todos los políticos delante, no se corte o se desdiga en lo dicho.
La situación de pobreza del país es un espanto y debería ser la principal tarea de los gobernantes, sean del signo y confesión que sean. No se puede ahondar como se está haciendo, la brecha social entre los que salieron del pozo por sus medios y los que están hundidos en el fango de por vida. El gobierno tiene que mirar hacia adentro en lugar de pensar en arreglar los problemas del mundo, actitud que consume muchas horas de trabajo del presidente Fernández. Y entre todos, cada uno con sus fuerzas, tienen que exigirle a quien manda, en todos los foros, que se dedique a gobernar para quienes le eligieron. La situación del país, desgraciadamente, no es la que se ve en el Distrito Nacional o en el centro de Santiago.
La extrema pobreza es una invitación permanente a buscar de cualquier manera el mendrugo de pan –es un decir- con el que saciar el hambre. A la mayoría de las personas en esa situación, les importa lo mismo morir de un balazo que de inanición. Ahí está el germen de todos los delitos sociales que acongojan a la sociedad de bien dominicana, de la que el gobierno de Leonel Fernández parece no preocuparse, porque no son precisamente los que se echan a la calle, aunque sea de manera pacífica.
La pastoral firmada por los obispos me parece un buen camino para iniciar la demanda de un giro en el accionar de un gobierno agotado. Deseo que haya sido fruto de la reflexión consensuada de la situación y no consecuencia de un «calentón» pasajero. La Iglesia Católica tiene que demostrar que igual que está al lado del poder, también es capaz de defender los derechos de los más desfavorecidos frente al poder.

Me gustaría poder escribir algún día no muy lejano, un artículo que llevase por título «Con la Iglesia hemos topado, amigo Pina Toribio».

quinicandela@gmail.com

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