Jueves 22 de Diciembre de 2011.
Luisa Rebecca Valentín | 21 diciembre 2011
Manolo: Tanto tiempo después...
Manuel Aurelio Tavárez Justo.
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Voz del fin de semana
“¿Qué se murió? ¿Qué lo mataron?
Pero cómo se iba a morir, si para sangre tan alta no tiene balas el fusil...”
Manuel del Cabral.
Hace hoy 48 años, el pueblo dominicano vivió la Navidad más amarga de su historia. Los muchachos, aquellos de ferviente pasión patriótica, aquellos hombres que volaban y se engrandecían con sus ideales, poseídos de un patriotismo quemante, habían descendido. Sus cuerpos muertos, vilmente asesinados, destrozados por fusiles, inertes... Aquellos cuerpos, que fueron recibidos por sus familiares, entre el dolor, la rabia, la impotencia, el olor al formol y a podredumbre, fueron sacados de una fosa común, donde habían sido tirados, para inmortalizar sus nombres en República Dominicana.
Manolo había prometido subir a las “escarpadas montañas de Quisqueya” y así lo hizo. Cumplió con su palabra y selló su compromiso con la muerte, con la inmolación y perpetuación de aquellos días en que “con su sangre prendieran la llama augusta de la libertad”. Los hombres del 1J4, quienes pusieron por encima de sus intereses y quereres individuales los de la colectividad. Enarbolaron la lucha en procura de nuevos amaneceres y así, defendieron con uñas y dientes sus creencias hasta la muerte.
Aquellos valerosos hombres que se unieron a pulso de coraje, son la semilla de la libertad en República Dominicana. La raza pura que da cuenta de nuestros hombres de valor, que murieron defendiendo su pensamiento y su compromiso, su patriotismo quemante y que, a pesar de aquella bochornosa frase de “muerto el perro, se acabó la rabia”, se elevaron como héroes nacionales. No estaban equivocados quienes subieron a las “escarpadas montañas de Quisqueya”. Ellos defendieron un ideal, un compromiso, una postura pura y han traspadado las bareras de la muerte y el olvido.
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