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Un oficial constitucionalista organiza la defensa durante el ataque al hotel Matún. fuente externas
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La intención era matar a los oficiales constitucionalistas que ocho meses atrás se habían colocado al lado del pueblo para reclamar el retorno a la democracia
16 Diciembre 2009, 1:16 PM
44 años después
Combate del Matum evitó fuerzas interventoras asesinaran a Caamaño
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Concluido de manera formal el conflicto bélico iniciado el 24 de abril del 1965, por medio de una denominada Acta Institucional, el 3 de septiembre del 1965, impuesta por la fuerza interventora que bajo el nombre irónico de Fuerza Interamericana de Paz (FIP), el alto mando militar constitucionalista integrado por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, se decidió por rendir homenajes póstumos a los héroes caídos en defensa de la Constitución y la soberanía pisoteada.
Fue así, como el domingo 19 de diciembre de 1965, tocó rendir tributo al más inmarcesible de los militares caídos en combate: el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, llegando Caamaño y su plana mayor a esta hidalga ciudad de Santiago, en la mañana, y luego de efectuada la misa en la Iglesia La Altagracia, los militares encabezados por Caamaño, el coronel Lora Fernández, el capitán de los aguerridos “Hombres Ranas”, Ramón Montes Arache y los hombres y mujeres ex-combatientes de Abril, nos dirigimos a pie hacia el Cementerio Municipal 30 de Marzo, a depositar una ofrenda en la tumba de Fernández Domínguez; ya en el lugar, y mientras el coronel Caamaño hablaba con el rostro crispado por el dolor del recuerdo, y dos militares ubicados de forma provocativa como franco tiradores en los altos del hotel Oriente, próximo al cementerio, dispararon contra los presentes. Aunque Caamaño y sus compañeros no se alarmaron y éste (Caamaño), continuó con su discurso, el pueblo llano que se encontraba en el cementerio y sus alrededores sí se llenó de ira. Empezamos a movilizarnos para la protección de los defensores de la dignidad nacional, e inmediatamente, un jovencito de nombre Amable, ex combatiente, se abalanzó contra el policía de tráfico ubicado en la 30 de Marzo esquina Salvador Cucurullo, logrando despojarlo de su arma de reglamento. Un hecho anecdótico y risible dentro de la tensión reinante ocurrió cuando los excombatientes constitucionalistas, Heriberto Rodríguez (zapatero nativo de la Joya y miembro del P.C.D.) y Víctor Bisonó (alias Víctor Hidrofobia), se armaron de 2 tablas desprendidas de una empalizada, y con las mismas se dirigieron al lugar de donde salieron los disparos y encañonando a los dos militares que se encontraban en la azotea del hotel Oriente, los hicieron salir huyendo, dejando éstos (los militares) los fusiles abandonados, los toman y los usan para defender luego a los militares constitucionalistas acorralados en el hotel Matum.
Continuando con los hechos; Caamaño y su comitiva se dirigieron al hotel Matum, ubicado en la salida de la ciudad, donde concluirían con un almuerzo, las actividades de ese día; pero los planes de los militares entreguistas y las fuerzas de ocupación yankee, era aprovechar la ocasión para acabar con los jefes constitucionalistas y con ello descabezar el movimiento revolucionario; finalmente fueron acorralados y criminalmente atacados por el ejército y la aviación con todo tipo de armas; asesorados por la CIA, la saña criminal de los entreguistas era repelida con valentía por los representantes del decoro y la dignidad nacionales.
En otro ángulo, nosotros, enterados del acoso, luchábamos para llegar al Matún y nos movilizamos, conminando con rabia a los dirigentes de nuestras organizaciones políticas a que nos entregaran las pocas armas traídas desde Santo Domingo.
Agrias eran las discusiones de, particularmente, los militantes del PCD, para que los camaradas dirigentes, Darío Santos, Juan Persia, Gerardo Marmolejos, Alfredito Conde, entre otros, nos entregaran “los hierros”, para nosotros ir en defensa de Caamaño y sus hombres.
Un caso que me viene a la memoria y que dice lo mucho de levantado que estaban los ánimos, se produjo cuando el camarada Polo González, (operador del cine Víctor, propiedad de la familia Lama de Santiago), aproximadamente a las 2:00 p.m., encontrándonos un grupo de camaradas en la calle Salvador Cucurullo, el joven del PCD, Polo González, ante la presencia de una patrulla mixta integrada por militares de las diferentes donaciones de Santiago, éste intentó accionar una granada que tenía en los bolsillos y gracias a la intervención rápida de Gerardo Marmolejos, quien logró quitársela retorciéndole un brazo, no se produjo una desgracia de consecuencias impredecibles y los militares no darse cuenta de lo ocurrido.
Mientras tanto las horas avanzaban, la decisión de eliminar a Caamaño y sus hombres seguía en marcha, pero estos resistían y en combate desigual luchaban con ferocidad y valentía.
Resultó doloroso al saber que uno de los más connotados representantes del ejército y gobierno constitucionalista había caído: El coronel Lora Fernández estaba muerto.
La rabia contenida estaba lista para salir a flote llegada la noche.
Todos estábamos dispuestos a que si el Matum permanecía cercado, íbamos a accionar empezando con la toma de los cuarteles durante la noche, sin importar que los dirigentes estuvieran o no de acuerdo.
No permitiríamos que mataran toda la dignidad, todo el decoro y el valor que se encontraban acorralados en el perímetro del hotel Matum, lugar que no podía contener la gallardía de dichos hombres.
Final y tristemente, los planes orquestados por las fuerzas del odio y la maldad no se dio como se lo propusieron, aunque triste, pues quedó detrás una pérdida irreparable en la persona del coronel Lora Fernández, muerto cobardemente esa mañana en combate.
Testigo
El autor fue testigo de los combates del 19 de diciembre de 1965 en Santiago, cuando las fuerzas interventoras, con el respaldo del gobierno interino intentaron asesinar al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y a quienes fueron sus colaboradores durante la guerra de abril de ese año.
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