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jueves, 9 de junio de 2011

AGRADECIMIENTO DE LA FAMILIA CAVAGLIANO

7 Jun a las 6:28 PM

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Carta



AGRADECIMIENTO DE LA FAMILIA CAVAGLIANO
ANA MARÍA VILLANUEVA DE CAVAGLIANO

Estimado señor
Miguel Guerrero:
Conociendo su gran interés por nuestra historia y muy especialmente por los eventos ocurridos durante el ajusticiamiento de Trujillo, cuyo 50 aniversario recién acabamos de celebrar, y cumpliendo con un profundo deseo de honrar a mis suegros ya fallecidos, el señor Mario Cavagliano y su esposa, la señora Dirce Strozzi de Cavagliano, me dirijo a usted; primero, para expresarle mi agradecimiento por los libros y artículos publicados donde habla de ellos, y luego, para manifestarle mis sentimientos de alta estima y honra hacia esta pareja que, sin ser dominicanos, sirvieron tan valientemente a nuestra nación, arriesgando en ello sus vidas y las de sus hijos, y que, en mi opinión, no recibieron en vida el merecido reconocimiento por su heroica labor.

Es mi anhelo dar honor a quien honor merece al dejar plasmado en estas páginas el indestructible legado de esta familia para beneficio, primeramente, de su descendencia de siete nietos y dieciséis biznietos, todos dominicanos, y luego de la ciudadanía en general que no tiene el conocimiento total de lo ocurrido, porque por muchos años y motivos que desconozco, estas cosas no salieron a la luz.

El altruismo incomparable de esta familia no solo salvó las vidas de Yuyo de D’Alessandro y de Antonio Imbert, tal como usted describe tan precisamente en sus publicaciones, sino que años después, y con la experiencia ganada en esas lides, de nuevo ayudan a otros patriotas perseguidos: Manolo Tavárez Justo y Leandro Guzmán, a quienes acogen bajo su techo cuando las luchas políticas pusieron en peligro sus vidas.

Asimismo, en otros momentos, también esconden al Dr. José Francisco Peña Gómez y a don Antonio Guzmán Fernández. Ya se les conocía en esos círculos revolucionarios como amigos y colaboradores de las causas democráticas.

Sabemos que una herencia compuesta de bienes y posesiones materiales, puede perderse o terminarse de algún modo, pero un legado es imperecedero. Y esto fue lo que los Cavagliano Strozzi nos dejaron a mí, que ya tengo cuatro décadas y media dentro de esta familia, y a nuestros hijos y nietos. Un legado de decencia e integridad y de extraordinario amor a la libertad, aunque esto conlleve el máximo sacrificio.

Nada de lo que hicieron fue por ningún otro interés que el de ayudar a construir los más nobles ideales de la nación.

Lo penoso es que estas verdades hayan permanecido ocultas por tantos años sin ellos jamás recibir en vida el reconocimiento público que tanto merecieron por haber servido a la patria de sus nietos, con la valentía que muchos dominicanos no tuvieron en los momentos más difíciles de nuestra historia.

Estoy muy orgullosa de que nuestra familia sea la depositaria de tan enorme legado, y es mi deseo que cada uno de nuestros descendientes conozca a fondo estas cosas para que puedan ser portadores dignos de estos apellidos.

Le agradezco mucho a usted que ha sido uno de los únicos investigadores que se ha ocupado en publicar este lado de la historia del 30 de mayo y que se ha tomado el interés por dar a conocer los detalles que tienen que ver con la familia Cavagliano Strozzi para reivindicarla de un anonimato inmerecido, y para que el país y las generaciones por venir conozcan su valioso aporte en la gesta libertadora de la dictadura trujillista.

Reciba usted, do n Miguel, en nombre mío y el de toda mi familia, nuestra más sincera gratitud y aprecio

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