Expedición del 14 de junio inició triunfo lucha antitrujillista
Antonio Gil
SANTO DOMINGO.-
La expedición del 14 de junio de 1959, aunque no tuvo un éxito militar contra la dictadura de Rafael Trujillo, comenzó un proceso que culminó eliminando el silencio y el miedo que se habían impuesto desde 1930 y finalmente al régimen trujillista.
Fue imposible para el régimen de Trujillo silenciar en aquellos las informaciones que corrían de boca en boca dando cuenta del desembarco de expedicionarios para derrocar a la dictadura el 14 de junio de 1959.
Las informaciones que más rápido se difundieron por las ciudades de Santo Domingo y Santiago, los centros económicos y políticos más importantes del país en aquellos días, fue el combate en el aeropuerto de Constanza.
Pero luego se difundieron las informaciones de que los militares confiscaban camiones y todo tipo de vehículos para cargarlos con tropas y pertrechos que llevaban hacia Puerto Plata.
La dictadura mantenía un estricto control sobre los medios de comunicación que mantuvieron su programación regular y ocultaban todo cuanto se refería a los combates que ya se producían en la zona de Puerto Plata, en el área de Estero Hondo, y en el macizo de la cordillera Central. Cuando los rumores se hicieron cada vez más fuertes y los detalles más precisos, la dictadura debió recurrir a ofrecer informaciones públicas sobre el desembarco. Aunque las informaciones iniciales se dieron con el matiz del triunfo de las tropas de Trujillo, en la población quedaba la sensación de que el régimen que parecía inconmovible revelaba sus debilidades.
Aislaminto
Varias generaciones de dominicanos habían nacido bajo la forma de gobierno de Trujillo y para la gran mayoría de la población era el único sistema que conocía. Los viajes al exterior era algo reservado a las familias más influyentes y económicamente más acomodadas. Los grupos sociales de nivel medio y bajo estaban excluidos de estas oportunidades.
La dictadura, desde los primeros días dirigió su accionar a controlar los medios de comunicación y de expresión, o cualquier forma de influir sobre la población. Los diarios nacionales, las revistas, los espectáculos, los libros, la pintura, la escultura, el canto popular y hasta la brujería fueron objetivos para usarse.
Los diarios y revistas fueron dominados rápidamente al ahogarlos económicamente y entonces se crearon los nuevos al servicio del sistema. Las librerías fueron controladas y únicamente se importaban las publicaciones aceptadas y censuradas. El canto popular debía centrarse en lo que era de interés para el dictador o en el romance, lo mismo que la pintura, la escultura y el cine. Formas de expresión popular como el carnaval y la brujería, también siguieron el mismo derrotero.
Las aduanas establecieron un registro minucioso de bultos y maletas de todos los que viajaban al exterior, aún cuando fueran los más allegados al régimen y al dictador, para controlar el ingreso de cualquier material que pudiera estimular una forma de pensamiento ligeramente desafecta al régimen.
Además, como las ondas de radio traspasaban la frontera, el régimen instaló transmisores de gran potencia que operaban en la misma frecuencia que muchas emisoras que utilizaban los exiliados que hacían programas contra la dictadura. Con los transmisores locales encendidos en la misma frecuencia se impedía que estas informaciones y comentarios llegaran a la población.
El SIM
El Servicio de Inteligencia Militar (SIM) concentró y sistematizó el sistema disperso de persecución política y eliminación de contrarios al régimen. Fue creado al final de la dictadura de Rafael Trujillo y se convirtió en un elemento de terror sobre la población. Utilizó el automóvil Volkswagen conocido como “cepillo” o “escarabajo”, cuyo peculiar sonido se convirtió en un amenazante ruido para la población, una situación que perduró años después sobre la población tras la caída de la dictadura.
Sacrificio
Poncio Pou Saleta dijo a este reportero, años después de estos acontecimientos, que todos los que se embarcaron en la expedición contra Trujillo sabían que no sobrevivirían.
¡¿Pero cómo es posible que aún sabiéndolo se decidieron a venir?! La respuesta de Pou Saleta, quien no era uno de los más jóvenes en aquella expedición, fue muy simple y rápida: “Uno no piensa en eso. Lo que queríamos era sacar a Trujillo.”
Cuando la dictadura dio informaciones sobre la expedición dio cuenta de que estaban casi totalmente exterminados. A los pocos días fue presentado en televisión el comandante cubano Delio Gómez Ochoa en un breve discurso hablando del fracaso que tuvieron.
Efectivamente, el ejército de Trujillo lanzó sobre los expedicionarios todas sus fuerzas por aire y tierra. Hay zonas de la cordillera donde todavía no crecen árboles tras los bombardeos con Napalm. La historia pareció terminar allí, pero no fue así.
Habían llegado en un avión que aterrizó en Constanza y en dos embarcaciones que desembarcaron la tropa en Estero Hondo y Maimón.
De esta gesta solo sobrevivieron Pou Saleta, Mayobanex Vargas, Francisco Medardo Germán y los cubanos Delio Gómez Ochoa y Pablito Mirabal. El desembarco del domingo 14 de junio de 1959 dejó ver la fisura de lo que parecía un bloque monolítico. Hizo pensar a una nueva generación de dominicanos que existía un mundo más allá de nuestras fronteras y costas y comenzó un interés peculiar sobre cuanto ocurría en Cuba tras el ascenso de Fidel Castro.
Trujillo atacaba con todos sus cañones a Castro por radio y televisión y en la población surgió el interés por establecer ¿cuál era el motivo de ese temor?
A finales de ese año surgió un movimiento interno que adoptó como nombre 14 de Junio, en recordación del grupo que sacrificó sus vidas para hacer retornar la libertad a los dominicanos.
Como los expedicionarios sabían que se jugaban la vida. Gran parte de ellos la perdió, entre ellos las hermanas Mirabal.
Finalmente este grupo fue detectado por el SIM y sus miembros apresados. La cantidad de detenidos, varios miles, asustó al régimen y prendió entre los más allegados al sistema el temor y a entender que el fin de aquel régimen de 30 años estaba cerca.
Cuando en enero del 1960 fue liberada una parte de los presos del movimiento 14 de Junio, ya la dictadura estaba herida de muerte.
Los expedicionarios del 14 de junio de 1959 ganaron esa batalla que vinieron a dar en estas tierras. Hoy vive entre los dominicanos Delio Gómez Ochoa.
PRINCIPIO DEL FIN
El desembarco del domingo 14 de junio de 1959 dejó ver la fisura de lo que parecía un bloque monolítico. Hizo pensar a una nueva generación de dominicanos que existía un mundo más allá de nuestras fronteras y costas y comenzó un interés peculiar sobre cuanto ocurría en Cuba tras el ascenso de Fidel Castro.
Trujillo atacaba con todos sus cañones a Castro por radio y televisión y en la población surgió el interés por establecer ¿cuál era el motivo de ese temor? A finales de ese año surgió un movimiento interno que adoptó como nombre 14 de Junio, en recordación del grupo que sacrificó sus vidas para hacer retornar la libertad a los dominicanos.
Como los expedicionarios sabían que se jugaban la vida. Gran parte de ellos la perdió, entre ellos las hermanas Mirabal. Finalmente este grupo fue detectado por el SIM y sus miembros apresados. La cantidad de detenidos, varios miles, asustó al régimen y prendió entre los más allegados al sistema el temor y a entender que el fin de aquel régimen de 30 años estaba cerca.
Cuando en enero del 1960 fue liberada una parte de los presos del movimiento 14 de Junio, ya la dictadura estaba herida de muerte. Los expedicionarios del 14 de junio de 1959 ganaron esa batalla que vinieron a dar en estas tierras. Hoy vive entre los dominicanos Delio Gómez Ochoa.
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