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domingo, 22 de mayo de 2011

Fiestas con falsedad. Escrito por: ÁNGELA PEÑA


Areíto





Trujillo en Azua junto a Virgilio Álvarez Pina.

21 Mayo 2011, 8:38 PM
REPORTAJE
Fiestas con falsedad

Hasta la “inspiración” con olor de cristiandad fue utilizada con fines políticos en buscar de reconocimientos y aplausos para la familia Trujillo

Escrito por: ÁNGELA PEÑA
Aunque la semana del 15 al 21 de mayo el país fue una fiesta por la conmemoración del 31 aniversario de la “Era de Trujillo”, el Generalísimo se desplazaba junto a su leal Virgilio Álvarez Pina por localidades del Sur recibiendo el pueblo que “clamaba” porque aceptara su postulación a la presidencia en 1962, y María Martínez, la Primera Dama, conmovía a los católicos por una Plegaria que escribió a Nuestra Señora de La Altagracia, con aprobación eclesiástica de monseñor Eliseo Pérez Sánchez.

Parece que la señora recibió la inspiración de la oración en 1946, pero fue el 17 de mayo de 1961 cuando se publicó en primera página, se rezó y fue escuchada “con unción y recogimiento por millones de personas”, según Manuel de Jesús Javier, en la inauguración y entrega de 58 viviendas a madres desamparadas.

Se preparó un estrado adornado con el estandarte de los Fervorosos de La Altagracia y las banderas Nacional y del Generalísimo, y un coro que dirigió Rafael Félix Gimbernard cantó “Toda pura y dulcísima María”, de José de Jesús Ravelo. Musetta Peynado de Thorman leyó la oración y Gracita P. de la Concha entregó un corsage a la “prestante escritora”. La acompañaron Armando Rojas y Julio E. de la Rocha Báez. Alumnas del Instituto Gregg montaron Guardia de Honor ante el estrado en el que Alida Joubert, Solange de la Rocha, Minerva Mejía y Anaima Nadal sostenían el estandarte.

“María, Madre de Dios, de La Altagracia, míranos con ojos de piedad y oye nuestros ruegos. Intercede por nosotros ante Tu amantísimo hijo para que nos libre del peligro y aplaque su ira. Somos pecadores arrepentidos que imploramos a Tus plantas de hinojos el perdón de nuestras faltas y las ofensas inferidas a nuestro Rey Salvador. A Ti rogamos, Señora, llenos de fe y esperanzas, que salves a nuestra patria que Te ama y Te venera, de la destrucción a que pudiera estar amenazada por misterios de la naturaleza o por la Voluntad Divina”, decía la jaculatoria. Y agregaba: “Pero, si es que nuestro Padre y Señor quiere someternos a más duras pruebas, que se haga su Santísima Voluntad. Siervos tuyos somos y El dispone de nuestro destino. Amén”. Se pedía acompañarla de Padre Nuestro, Ave María y Gloria Patri.

María Martínez fue laureada durante la dictadura como literata, filósofa, moralista, porque presuntamente escribió varios libros, entre ellos “Meditaciones morales” y “Falsa amistad” pero al desaparecer la tiranía se dijo que el verdadero autor fue José Almoina Mateos por lo que muchos bromeaban que “Falsa amistad” eran las siglas de “Fue Almoina”. Ahora la señora se mostraba espiritual y devota con esta súplica estrenada por la “Sociedad Amigos de los Desamparados”, que ella fundó y presidía y de la cual era administradora y tesorera.

Aniversario de “la Era”.Desde el 14 de mayo se iniciaron los actos de “significación patriótica” con motivo del 31 aniversario de la llamada “Era de Trujillo”. Ajenos a lo cercano que estaba el fin, civiles y militares organizaron dianas, alboradas, suntuosos bailes, desfiles, disparos de salvas de 21 cañonazos, enhiestamientos y bajadas de la bandera con honores de estilo, solemnes misas y tedeums, juegos atléticos, competencias deportivas, brindis, actuaciones líricas.

La Nación y El Caribe aumentaron sus páginas al doble para publicar espacios de felicitación de empresas públicas y privadas, y el estro lisonjero se desbordó en tributos al “mentor y guía” que “con mano firme y fecundas decisiones patrióticas ha logrado encauzar la vida pública por derroteros de gloria y progreso”.

César Herrera, Virgilio Álvarez Pina, Francisco Prats Ramírez, Justo del Rosario P., Luis Alfredo Torres, Rafael T. Nicasio, Adriano Vicente, Salvador Martínez, Rafael Cristóbal Cornielle, Prosper Ruiz Coen, Julio Vega Batlle, J. A. Caro Álvarez, Eduardo Read Barreras, Luis Ambrosio Facundo Esteva, Luis Scheker, Manuel Ramón Ruiz Tejada, Luis E. Suero, Francisco Augusto Lora, José Patxot Vallejo, Manelic Gassó Pereyra y otros miles pronunciaron conferencias, enviaron telegramas, escribieron artículos reconociendo a Trujillo como “el libertador”, el que consolidó la Independencia y la soberanía, el héroe, porque antes de 1930 este era “un país sin erario, sin escuelas suficientes, sin caminos, sin puertos, sin banca, sin agricultura apreciable, sin industrias, sin hospitales, sin hoteles, sin acueductos, sin calles, sin ejército convenientemente equipado, sin aviación, sin marina, sin energía eléctrica, sin policía, sin sanidad, sin edificios públicos, sin universidades, sin servicios sociales, sin archivos, sin bibliotecas, censos, estadísticas, servicios técnicos, periódicos, centros de recreo”, según dijo el propio “Jefe” al hacerse cargo del poder y ahora lo repetía El Caribe, dirigido por Jaime A. Lockward. “Dijo solo, como consigna salvadora, que no había peligro en seguirle, y el pueblo, que confiaba en él, lo siguió”, acotó en el editorial.

Ramón Emilio Jiménez escribió una “Apología lírica en cinco facetas”; Pedro L. Vergés Vidal resaltó en sus efemérides el artículo 12 de la Constitución que declaraba que la Era comenzaba el 16 de mayo de 1930; Andrés Dauhajre reconocía que era “palpable la transformación milagrosa que ha ocurrido”; la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Nacional interpretaban a Beethoven y a Stravinsky, para conmemorar el glorioso acontecimiento, y de todos los pueblos llegaban reportes del júbilo de gobernadores, síndicos, maestros, escolares, celebrando “la fecha mayor”, el “natalicio de una nueva Era”, “la gloria de un hombre que le ha dado su apellido”.

En una conferencia auspiciada por el Partido Dominicano, el historiador César Herrera proclamó que Trujillo “es un regalo de Dios al pueblo dominicano”. Tras la caída de la dictadura se ha alegado que muchos de estos pronunciamientos fueron obligados por las circunstancias.

El sátrapa seguía por Elías Piña, San Rafael, Azua, San Juan de la Maguana donde al alzar la hostia en una misa en su honor, la banda municipal dirigida por Francisco Carías ejecutó el Himno Nacional. En la capital, entretanto, una bomba hacía explosión en la iglesia de San Carlos.

De Azua, donde le acompañaron Roberto Figueroa Carrión, J. Ernesto Oviedo Batista, Mario Fermín Cabral, Mario Pelletier, Digno Sánchez, J. Joaquín Cocco, Máximo R. Bonetti Burgos, Francisco González Cruz, Aquiles Hernández, Miguel A. Báez Díaz, Luis Rodríguez Bergés y otros, escribió Javier: “Azua sabe que gracias a Trujillo ha dejado de ser la secular tierra de vegetación espinosa, de chivos silvestres y de hombres que dormitaban a la sombra de los cambrones… La acción del Jefe ha transformado el panorama físico y espiritual de la región”.

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