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LA CONJURA DE LOS SARGENTOS:
EL CASO RAIMUNDO CUEVAS SENA Y DALMIRO ONEIL ADAMES MOQUETE
Por: Alex Ferreras
En agosto de 1959, como se sabe, se formó un movimiento militar subversivo para eliminar físicamente al tirano Trujillo. Es el único de esa magnitud que se conozca en la historia de la aviación militar en la R. D. Según registra en su diario personal y privado, el Sr. César Saillant, antiguo secretario particular del Gral. Ramfis Trujillo (en ese entonces, jefe de la Aviación Militar Dominicana), los protagonistas del complot fueron alistados, en su mayoría sargentos y asimilados del área de mantenimiento de esa institución. Tales declaraciones inéditas las ofreció el reputado historiador Lic. Bernardo Vega en el desaparecido programa de documentales históricos Somos así y así somos,en la década de los ’90. La fuente que sirvió al Sr. Saillant para sus aseveraciones fue un delator asimilado de nombre Alejandro Vásquez Franco, ascendido poco después a oficial por sus servicios, y que luego huyó del país tan pronto ajustician al tirano. A juzgar por los asertos del secretario, es obvio que, contrario a como han pretendido ciertos investigadores sobre la trama, también tomaron parte en ella soldados de menor rango, o sea, que el número de conjurados no se restringió única y exclusivamente a sargentos, y dentro de estos, de manera selectiva, a algunos, por razones que distan del rigor de la verdad histórica en torno al acontecimiento. De ahí el porqué aparezcan ex cabos del área del mantenimiento dando testimonios en el documental sobre su participación en la misma. Ciertamente, la Conjura de los Sargentos empezó a ser ideada en los cursos de entrenamiento que los suboficiales dominicanos tomaron por más de seis meses en la Base Aérea de Bluefield en Panamá, para derrocar el régimen de Trujillo.
Los planes subversivos concretos del Complot de los Sargentos consistían fundamentalmente en introducir trozos de metales y otras sustancias en los tanques de gasolina y en las turbinas de los aviones de la Base Aérea de San Isidro para inhabilitar su poderío aéreo. El sabotaje se extendería por igual a la explosión del edificio que alojaba el Club para Oficiales de la Fuerza Aérea, donde se celebraría un cumpleaños de la Sra. Angelita Trujillo, y en el cual se daría cita toda la familia del tirano. Los conjurados trazaron un programa político de diez puntos, a ser implementados inmediatamente muerto Trujillo, que fueron resumidos por el sargento mayor Ramón Soriano Mena, en tres puntos: 1) Ninguno de los involucrados debe aceptar cargos de ninguna índole; 2) No transigir hasta no tener un gobierno civilmente constituido; y 3) No permitir que se nos juzgue ni como héroes ni como mártires, sino como ciudadanos comunes que se han arriesgado a liberar un país.
Algunos de los suboficiales tuvieron en su haber experiencia de estudios técnicos, además de los cursos de entrenamiento en Bluefield, en la Base Aérea de Capfield, Illinois, EE. UU. El tiempo que transcurrieron en el extranjero fue suficiente para que valoraran la gran diferencia que existe entre lo que fue vivir bajo un régimen de fuerzas y otro de derecho. El movimiento vendría a ser el cuarto en línea de una serie de desencadenantes que tuvieron como objetivo fundamental el derrocamiento de la tiranía trujillista, y tendrían como antecedentes, las expediciones de Cayo Confites, en 1947, la de Luperón, en 1949, seguidas por la de Constanza, Maimón y Estero Hondo, en junio de 1959; y dos meses más tarde, esto es, en agosto de 1959, por la citada trama de la base de San Isidro, para luego terminar con éxito en el ajusticiamiento del tirano en mayo de 1961.
Como se ha señalado, la decisión fundamental de los alistados y asimilados conjurados era rebelarse en contra del estado de cosas en aquellos entonces, salvo excepciones en que, como fue el caso particular del sargento mayor Raimundo Cuevas Sena, de Jaragua, se enroló por igual en el movimiento por haber sido injustamente degradado en su carrera militar, entre otras razones de orden menor. Un error en el aterrizaje, mientras tomaba prácticas de vuelo en la Base Aérea de San Isidro--, por una causa que no tuvo esa vez otro origen, sino estrictamente clasista --, le costó su carrera de cadete; y no menos, por los esbirros del régimen haber desaparecido un primo suyo, Leocadio Ferreras Méndez – a – Leó, poco después de ingresar a la institución mejor preparada que tenía las FF. AA en aquella época. Igualmente, por motivos de índole clasista, así como de orden personal, su participación en la conjura será obviada, justo medio siglo más tarde, en una investigación dada a conocer recientemente, en otro programa televisivo de temática parecida al de Somos así y así somos.
Somos así. . ., conducido por la periodista Margarita Cornelio, trasmitido por el desaparecido canal Rahintel, también dio a conocer los testimonios vivos de una parte de los actores de La Conjura de los Sargentos mediante entrevistas directas. Entre los sobrevivientes cabe mencionar al sargento mayor Soriano Mena, el ex cabo Guillermo Hernández Espaillat (encargado de un pequeño cuartel en la Base Aérea de San Isidro) y los técnicos de radio, sargento mayor Cuevas Sena y el ex cabo Herminio Grullón. De la veracidad histórica del documental dio fe el historiador Vega, apoyado en las informaciones de algunas páginas fotocopiadas que consiguiera del diario personal y privado del Sr. Saillant, exiliado en los EE. UU. tan pronto desaparece Trujillo. Dichas páginas fueron escritas entre finales de 1961 e inicios de 1962, lo que indica que el otrora secretario de Ramfis Trujillo, según puntualiza el Lic. Vega, aún guardaba bien frescos en su memoria el hecho que relatara. El programa de la Sra. Cornelio, diferente a otro actual, con características similares, tenía secciones que, como “Notas al margen” y dentro de ella, la sub sección “Lo que usted debe recordar en ‘Notas al margen’ ”, situaban el valor histórico, político, social y cultural de los documentales. Es decir, se les dio tratatamiento desde otras perspectivas, fuera del material que se narraba en bruto, lo que les imprimía un tono didáctico a los mismos.
Vale destacar en el documental sobre el Movimiento de los Sargentos, el martirologio que atravesara el capitán Juan de Dios Ventura Simó, ampliamente narrado por su viuda, y con niveles de dramatismo, por Cuevas Sena, cuando el oficial piloto cayó en poder del tirano, por haberse rebelado contra este; y en igual medida, ponemos en el justo balance de la historia, la muerte del valiente sargento mayor y héroe trágico de Duvergé, Dalmiro Oneil Adames Moquete – el primero del grupo en ser inmolado. Este militar de honor era un antitrujillista declarado, que no le importó en absoluto medir las consecuencias de sus actos frente a la tiranía: “Estos malditos ladrones tiene uno que verlos hasta en la hora de acostarse”, protestó al estrellar con ímpetu en el piso un día los cuadros del tirano Trujillo, de Héctor B. Trujillo (Negro) y de Ramfis, conforme lo relatan Cuevas Sena, y los ex cabos Hernández Espaillat y Grullón en el documental. Momentos después Adames Moquete increpa a aquél, con la comprometedora expresión, “Mira, Guillermo, tú sabes más que yo, y eres antitrujillista más que yo, que estos [los Trujillo] son unos bandidos y asesinos; y yo sé que tú no quieres complicarte la vida”; dominado por el coraje, remata sus declaraciones con la sentencia, “Y a mí, ¿q-u-é-m-e-i-m-p-o-r-t-a-l-a-v-i-da?”. Pocos años antes, esto es, en el 1955 (lo cual indica su coherencia y determinación en su postura contra el régimen) Adames Moquete le reclama a su compañero de armas, Cuevas Sena, en tanto leía un periódico en la cabeza del Puente Duarte: “Raimundo, ¿para qué tú compras ese Caribe? ¿Tú no ves que ahí dice todos los días lo mismo?: una misa de Trujillo, y unos cuantos de sus adulones. ¿Entonces, para qué comprarlo, para qué uno gastar sus dos o tres pesos que gana en eso?”. En parejas declaraciones del héroe trágico de Duvergé, se esboza con ribetes que rayan en lo épico, la vida de uno de los soldados más íntegros y valientes en toda la historia militar dominicana. Fue un hombre de armas con un alto sentido de la dignidad humana, de la estirpe de Antonio Duvergé, del Gral. Rodríguez Reyes y de los grandes héroes militares de nuestra historia reciente. Adames Moquete, y su sentido del honor, a toda prueba, al igual que el de Rodríguez Reyes, llevaba lo mismo que este alto oficial, el elemento democrático por dentro, en agudo contraste con el grueso de los militaresde la denominada Era de Trujillo, una maquinaria de terror solo programada para la represión, la tortura y la muerte, como era el caso de los demás regímenes de fuerza en América Latina y el resto del mundo, en una época salpicada de tiranos y dictadores.
Ahora bien, pensamos que de nada vale, justo en este punto del tiempo, el arte marcadamente tendencioso en cierto periodista de mantener reservas sobre la participación del sargento mayor Cuevas Sena en la conjura, además, un ex guerrillero de su estatura, antiguo exiliado y combatiente distinguido del Movimiento 1J4 en las lomas de Polo en Barahona, en respaldo al levantamiento de Manolo Tavárez Justo en Las Manaclas. Resulta que la historia acontece, no como uno desearía que haya sucedido, sino como ella es, salvo que no queramos, desde una óptica aristotélica, hacer poesía en lugar suyo. Por oscuras razones, que no deben ser sino del dominio de las mezquindades humanas, la trayectoria vertical y revolucionaria de un sujeto histórico no puede ser despachada así por así por meras veleidades de los hombres, al apelar a argumentos ad hominem para subestimar su obra, que no merecen, por tanto, ni siquiera discutirse aquí, para no contaminar el espíritu de la investigación.
No se puede perder de vista una verdad tan elemental como la de que a la persona se le ataca en sus ideas, no en sus prejuicios y pasiones como individuo; y más noble sería si fuera en vida. La condición humana del sargento mayor Cuevas Sena, es decir, su carácter y sus sentimientos, así como el estatus de humanidad del resto de los hombres y las mujeres, no entran en liza, cuando de cuestionar sus ideas se trata. A qué vale que ustedsea fundamentalista en sus creencias, o comunista, o ex cívico, nostálgico empedernido de la Era, o mujeriego, o gay, o que le sude las manos, o que se seque el sudor de la cara de determinada manera, o que deguste un buen caviar con champaña en un restaurante cinco estrellas, o en el extremo opuesto, comer pan de fruta en la esquina de una calle cualquiera, y demás. Era el derecho de Cuevas Sena expresarse tal cual era-- tanto como el de los que se precian regirse por una moral victoriana en sus estilos y supuestos buenos modales --, siempre y cuando no haya afectado ni a segundos ni a terceros. En todo rigor, lo que cuenta es el intelecto, el debate franco y abierto de lasideas de la persona a quien se critica de una manera seria, no lo que entendamos son sus sentimientos o defectos humanos. Y más si se tiene intereses históricos.
La humildad y nobleza de espíritu del ex sargento mayor Cuevas Sena, de sobrenombre Amor Belén, aún no están escritas. Hasta hace poco muchos de sus propios parientes se dieron cuenta, por primera vez, de las más importantes de sus hazañas en la historia reciente del país, a casi diez años de su muerte. Mueve a lástima que uno de sus más destacados detractores en la provincia Baoruco no pueda exhibir iguales prendas en los escenarios del mundo. Sus convicciones, sus principios y sus ideales de justicia social, como revolucionario al fin, llevan a Cuevas Sena confundirse con las gentes humildes y sencillas de los pueblos, hasta el punto, que hizo suyos sus gustos y valores. Y no solo se dio semejante condición de humildad y sencillez de forma natural en Cuevas Sena, sino que el haber nacido en el sector de Las Madres, el más deprimido de Jaragua, de una familia muy pobre, fue su carta de presentación en el mundo de los hombres.
Si se decide, en cambio, recurrir a razones que caen en el terreno de lo personal, para intentar opacar los méritos de un hombre, el detractor enseña, en el acto, su refajo, y un tanto más abajo, desnuda su pie de barro. Sería oficio de tontos, y más de mezquinos, pretender pasar por alto el valor que tuviera para todo el país la obra de un hombre de la reciedumbre moral de Cuevas Sena en diferentes acontecimientos históricos. Dejamos abierto el debate sobre su participación o no en La Conjura de los Sargentos solo sobre la base del rigor histórico y de las ideas que defendió, sin nunca claudicar, hasta los últimos minutos de su vida.
Por otro lado, queremos dar testimonio de la valentía de los otros sargentos mayores de la provincia Baoruco que participaron en la conjura contra Trujillo, conscientes de la magnitud del peligro que implicó la trama en que se involucraron: Ángel Miro Santana, Juan Bautista Méndez, Rafael Román Vargas, Rafael y Amable Reyes (estos dos últimos de Tamayo). Por haber actuado a la altura de su tiempo, y por la gravedad del compromiso contraído, nuestro más grande homenaje en estas páginas; en especial, loor a su memoria, por haber sacrificado en tan significativa gesta para el país, su propia vida, en una de las proezas de mayor riesgo de nuestra historia.
En resumen, si bien la Expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo (el precedente inmediato de la Conjura de los Sargentos) fue militarmente derrotada al igual que esta más adelante por las fuerzas del régimen, en términos históricos y morales marcó el final de una de las épocas de terror más espantosas que haya conocido la historia política latinoamericana. Sacudió hasta los estratos más profundos la conciencia dormida de todo un país, embrutecido por la más poderosa maquinaria de terror y de muerte que hayan vivido sus habitantes. De ahí, sin embargo, la más grande de las victorias que se pueda lograr sobre la faz de la tierra: la moral. De modo que el Sur una vez más atendió con sus soldados al llamado de la patria (con el mismo honor y coraje que ha demostrado a lo largo de la historia nacional), en uno de los momentos más aciagos de su existencia, el de la tiranía de Trujillo. Rendimos en este estudio sentido tributo a la memoria de nuestros héroes caídos.
Por: Tony Rodriguez
La foto muestra al Neibero Rafael Vargas, en el centro, los demás son; a la derecha el sargento Jáquez Bencosme, y a la izquierda el sargento Guzmán; ellos participaron en la “conspiración de los sargentos”; complot preparado para asesinar al tirano Rafael Leonidas Trujillo en el año 1959, también participó otro Neibero; el sargento Angelmiro Santana.- Hoy Neiba rinde tributo a estos dos héroes, designando dos calles con sus nombres.- El complot fue descubierto, y todos los participantes desaparecieron luego de la muerte del tirano, se cree que fueron lanzados al mar por orden de Ramfis Trujillo, quien se indignó por el hecho de que estos sargentos eran conocido como “las niñas lindas de las fuerzas armadas dominicanas”, siempre ayudados por él (Ramfis Trujillo)...La trama tenía como objetivo hacer estallar los motores del avión en que viajaría Trujillo.-Todos estos sargentos eran pilotos y técnicos preparados por Ramfis, en Panamá, en una base militar Norte Americana.....
Rafael Vargas era hermano de Ney Candé, Chito Eugenia, Ramoncito, Nanelo, entre otros; y tío de Carmen Tilita; Ruddy Balina, Romeo Román y muchos más.......
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