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martes, 7 de septiembre de 2010

De héroes y de Patria por Pablo McKinney


http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/8/23/58266/El-Bulevar-de-la-vida







23 Agosto 2010, 12:06 PM
El Bulevar de la vida

De héroes y de Patria
Escrito por: Pablo McKinney (pablomckinney.com)

Recuerdo hoy unos versos que en los años setenta recitaban todos los grupos de poesía coreada, en los cuales se contaba la historia de una madre que al momento de perder a su cuarto y último hijo en la Guerra Patria se lamentaba, no por los hijos perdidos sino por la Patria humillada: “lloro por mi impotencia, lloro por mi destino, porque para darle al pueblo, ya no me quedan más hijos”.

Sé bien que ante la muerte de don Poncio Pou Saleta, lo correcto era dar el pésame y acompañar a los familiares, ir a la Blandino, firmar el libro, insistir en lamentar la irreparable pérdida. Sin embargo, hoy no es sólo por la ausencia de don Poncio que golpea la tristeza, ni siquiera por sus familiares, que bien lo merecen, y les reitero mis excusas. (Ellos, por lo menos vivirán con el orgullo y la honra de ser su familia.)

Mi pésame mayor es para esta patria malquerida, porque con los escasos héroes que le quedan, la pérdida de uno más (auténtico, firme, comprometido), le aumenta su derrota y hace más sentida y justificada su desesperanza.

Hablo del patriotismo sin fisuras, sin tanto por ciento ni intereses, empresas fantasmas, prevaricación, y todas esas indelicadezas celebradas que tradicionalmente han beneficiado a tantos falsos “salvadores de la patria”. Hagan memoria. Revisen gobiernos de septiembre 1963 hasta ayer.

Quizás todo lo explique el tiempo o las estrellas, tantos pollos con hormonas, ¡qué sé yo! Pero lo cierto es que nuestra patria no pare ya hombres así. Y sin ellos, no podremos inventarnos el país que una vez soñamos.

Nuestros partidos, nacidos para revolucionar o liberar, al llegar al poder se entrampan en sus miserias, olvidan, se tranzan, no enfrentan, y priorizan pesimamente mal. Por eso nos faltan guarderías y escuelas y nos sobran villas, pent house, jeepetas, fortunas de espanto.

Por eso, que Dios haya mandado a buscar al héroe, no es tan doloroso. Al fin, su asiento en la gloria de los hombres dignos estaba reservado hace tiempo. Lo que duele y decepciona es la dolorosa certeza de que la patria ya no pare hombres así, que ella sólo se embaraza para parir “héroes de plazo fijo” que llegado a la hora del decoro, nunca rompen amarras con el pasado de oprobio ni enfrentan a los indignos de siempre, más bien los reproducen. Y así nos hemos convertido, ay, en lo que somos hoy: un país de impostores, mezclada la vida como en la “vidriera irresponsable de los cambalaches”, Buenos Aires, años treinta.

El llanto no es por el héroe, que bien merecido tiene el descanso, sino por una patria huérfana ya de hijos dignos, avergonzada ella por la presencia insoportable y triunfal de tanta traición y tanto olvido… de todos los nombres y todos los colores

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