Napoleón Méndez (Polón)
Fidelio Despradel
“No hay ser más libre que aquel que se somete a sus deberes..” Frase lapidaria escrita por el Coronel Fernández Domínguez, la cual encierra el mundo y la verticalidad de los hombres y mujeres que viven y mueren por sus ideales y sirven a los demás y a su patria.
Napoleón Méndez (Polón) pertenece a esa generación política y ciudadana. Dirigente del 14 de junio en Santiago Rodríguez, su ciudad natal, desde que Manolo recorrió el territorio nacional, contactando lo mejor de cada localidad para dejar constituido los comités de la Agrupación Política 14 de junio, Polón fue escalando peldaños en la organización, desde dirigente provincial, dirigente del comité regional norte, escogido para entrenamiento en China Popular, por haberse constituido en parte del contingente de cuadros profesionales, columna vertebral de la organización; miembro destacado y sobreviviente del frente guerrillero Enrique Jiménez Moya (Manaclas) bajo la dirección de Manolo Tavárez, hasta la extinción de esa organización revolucionaria, que al decir de Roberto Cassá ha sido “la más significativa (…) de toda la historia dominicana”.
Arrastrando dos accidentes cerebrales que finalmente lo llevaron a la muerte, Polón solía decirle a Carmen Rosa, su entrañable esposa, que él moría tranquilo porque durante toda su vida se mantuvo fiel al ejemplo y legado de Manolo, solicitándole a sus amigos que el día de su muerte cubrieran su ataúd con las banderas nacional y verdinegra del 14 de junio, y que allí fuera entonado el emblemático himno de la organización.
Repitiendo con el Coronel Fernández Domínguez: “No hay ser más libre que aquel que se somete a sus deberes..” Polón se sometió a sus deberes como el que más. Humilde, alegre, siempre sonriente, aún en los más difíciles momentos de su vida y de la guerrilla de Manaclas; firme, solidario, intransigente en la defensa de los ideales y de la conducta que debe acompañar a todo miembro de la “Generación de Manolo”. Polón pertenece a esa estirpe de ciudadanos para quien, como dijo el apóstol José Martí: “La patria necesita sacrificio. Es ara no pedestal. Se la sirve pero no se la toma para servirse de ella”
El pueblo mismo es el material humano necesario para cambiar el rumbo fatal hacía dónde las élites políticas y sociales precipitan el país. Cuando su nivel de conciencia lo lleva a acciones históricas como la gesta independentista, restauradora y la Guerra Patria de abril, no hay fuerza capaz de doblegarlo. En estas epopeyas, los hombres y mujeres de la estirpe de Polon constituyen el ejemplo y la columna necesaria para construir esa nueva mayoría y esa nueva patria.
La “hora de los hornos” se acerca. El país no aguanta más. En un momento como este, todos los Polon, que actúan en función de que “no hay ser más libre que aquel que se somete a sus deberes”, son los imprescindibles
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